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TRAS DEJAR EL GRUPO POPULAR

Barberá, senadora salvo que ella renuncie expresamente al escaño

La exalcaldesa es senadora desde que perdió las últimas elecciones municipales en Valencia. La Cámara Alta se compone de 266 escaños: la mayoría se renuevan cada cuatro años en las elecciones generales pero 58 son designados por los parlamentos autonómicos. Es el caso de Barberá y de otros altos cargos, tanto populares como socialistas.

Seguirá yendo al pleno. Porque hay una cosa que está clara: a Rita Barberá nadie la va desalojar de su escaño. Ella y sólo ella tiene poder sobre su destino en el Senado.

No es un privilegio, es lo mismo que pasa con todos los diputados y senadores de nuestro país. Mientras dura la legislatura, ellos son los amos y señores de su sillón.

Además, existe una razón de peso por la que la ex alcaldesa de Valencia se niega a dejar su lugar en la cámara alta. Mientras siga allí, mantendrá su condición de aforada. Y eso significa que la juzgará el tribunal teóricamente más preparado del España: el Supremo.

Eso es una garantía en sí misma. Pero significa además otra cosa: que Barberá evitará ir a los juzgados ordinarios de Valencia.

Por allí desfilan cada poco los colaboradores de la ex alcaldesa que supuestamente participaron en su trama de blanqueo. Y mientras siga siendo aforada, se va ahorrar enfrentarse a ellos en los tribunales.

Claro que esa cara también tiene una cruz. Quedándose fuera del PP, Barberá se va al grupo mixto. O sea, que se acabó la primera fila. Y se acabaron también las calurosas bienvenidas de sus compañeros. Ahora va a tener que buscarse un nuevo sitio, junto a los representantes, por ejemplo, de Bildu o Compromís.

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