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los primeros días del mes de noviembre

Ryanair concede un "periodo de gracia" para que sus pasajeros se acostumbren a la nueva política de equipaje

Desde el 1 de noviembre, Ryanair cobra a los pasajeros que lleven maleta de mano en los aviones. Sin embargo, ahora la aerolínea irlandesa ha decidido conceder "un periodo de gracia".

La aerolínea irlandesa Ryanair concederá "un periodo de gracia" para que sus pasajeros se acostumbren a la nueva política de equipaje que desde el pasado 1 de noviembre obliga a los viajeros a pagar por llevar una maleta de mano en los aviones.

Ryanair cobra un mínimo de entre seis y ocho euros por llevar una maleta de mano a bordo

El responsable de marketing de la aerolínea de bajo coste, Kenny Jacobs, explicó a la cadena pública irlandesa RTE que esta concesión se desarrollará durante los primeros días del mes de noviembre para poder facilitar la transición de los viajeros a los nuevos requerimientos. "Los comentarios que recibimos de los clientes y de los pasajeros de ayer fueron positivos en cuanto a que estaba acelerando la seguridad y agilizando los controles", afirmó el directivo calificando esta nueva política de equipajes de "justa" y "transparente".

Según reconoció Jacobs en el primer día de aplicación de la nueva normativa se han formado colas en algunos aeropuertos, como en el londinense de Stansted, donde los responsables de las puertas de embarque de Ryanair dejaron pasar a pasajeros con maletas de mano que no habían facturado, siguiendo las recomendaciones de la dirección de la aerolínea.

Desde el pasado 1 de noviembre Ryanair cobra un mínimo de entre seis y ocho euros por llevar una maleta de mano a bordo de hasta diez kilos. La compañía solo permite a los pasajeros llevar una "pequeña bolsa personal" a bordo que podrán colocar bajo el asiento delantero.

La autoridad responsable de la competencia del mercado en Italia anunció el pasado miércoles de que no permitirá a Ryanair ni a Wizz Air cobrar este suplemento porque considera que este sobrecoste debería estar incluido en la tarifa estándar y aplicarlo supone "una representación falsa del precio real del billete" al tiempo que se está "engañando al consumidor".

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