El Fondo Monetario Internacional (FMI) aseguró este lunes que, pese al fortalecimiento de la recuperación económica en la zona euro, para la que reiteró la previsión de expansión de un 1,5% este año y 1,7 el próximo, es necesario un "empujón colectivo más potente", incluido un continuado respaldo del Banco Central Europeo (BCE).
"Dadas las débiles perspectivas económicas a medio plazo, es urgentemente necesario un empujón colectivo más potente para consolidar la recuperación, elevar el crecimiento potencial y fortalecer la resistencia de la unión monetaria", señala el informe completo de revisión anual de la economía del euro.
Entre las medidas requeridas, la institución dirigida por Christine Lagarde destaca la importancia de impulsar la demanda a través de un aumento del gasto gubernamental, flexibilizar los mercados laborales y completar el saneamiento de los activos tóxicos bancarios.
De hecho, el jefe de la misión del Fondo a la zona euro, Mahmood Pradhan, advierte que "un shock a la confianza - sea a través de un crecimiento futuro menor del esperado o un recrudecimiento de tensiones geopolíticas - podría situar a la unión monetaria en un estancamiento prolongado".
Pradhan respalda el estímulo monetario aportado por el BCE, que el organismo ha afirmado que mantendrá hasta septiembre de 2016, y algo que el FMI considera "necesario". Incluso, agrega, puede que el BCE "tenga que ir más allá".
Un elemento positivo es que la inflación se prevé que repunte del 0% anual de este año a un 1,1% en el próximo, alejando los temores de deflación en el euro.
El informe se redactó tras el viaje de técnicos de FMI a la zona euro entre finales de mayo y comienzos de junio, antes de las conversaciones entre los acreedores internacionales y Grecia acerca del nuevo programa de rescate internacional. No obstante, recalca que la situación de Grecia "es una fuente esencial de incertidumbre".
Grecia y los socios europeos, con el FMI, prevén comenzar esta semana las negociaciones para acordar un tercer rescate financiero internacional por valor de 89.000 millones de euros, a cambio de que Atenas profundice las reformas estructurales en la economía helena, con el recorte del gasto y subida de impuestos.