Mohamed Salah celebra su gol con el Liverpool

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CHAMPIONS LEAGUE JORNADA 6 | LIVERPOOL 1-0 NÁPOLES

Salah sella el pase del Liverpool a octavos y deja al Nápoles fuera de la Champions

El Liverpool ganó la 'final' en Anfield ante el Nápoles de Carlo Ancelotti, que se despide de la Champions League. El equipo de Klopp y el PSG pasan finalmente en el 'grupo de la muerte'. Mohamed Salah firmó el único gol del partido en el estadio 'red'.

La máquina de despejar balones de Virgil Van Dijk, el imperial Salah, con un gol magnífico, y Alisson Becker, con una milagrosa intervención en el tiempo añadido, metieron al Liverpool (1-0) en octavos como segundo de grupo en detrimento del Nápoles, que irá a la Liga Europa.

En un partido al borde del infarto, el Liverpool acabó con las opciones de un Nápoles que acarició el éxito al final, pero que no lo mereció y que no acabó antes en la lona por las incontables ocasiones falladas por los de Jürgen Klopp.

Anfield se engalanó como las grandes noches y las gargantas del norte de Inglaterra entonaron el 'You'll Never Walk Alone' con tanto ímpetu que eclipsó incluso el himno de la 'Champions'. Los napolitanos no se amilanaron. Salieron con carácter y le pelearon la pelota al Liverpool, que necesitó veinte minutos para asentarse definitivamente en el partido.

El que más ganas tenía, Salah, erró una clarísima ocasión de gol a centro de Andy Robertson dentro del área. Los de Carlo Ancelotti respondieron con un remate rozando la escuadra de Marek Hamsik. Confluyeron en el campo dos equipos con muchísima raza, muy bien formados y sin miedo.

Y duros, como demostró Van Dijk casi partiendo un tobillo a Dries Mertens en una durísima entrada que el árbitro dejó en tarjeta amarilla. El Liverpool se había quitado ya los nervios y recordó sus tareas como actual subcampeón. Le invalidaron un gol por claro fuera de juego de Mané y Salah, que ya había desperdiciado una oportunidad de marcar, ejerció de correcaminos y de bailarina en el área para danzar entre la defensa italiana y hacer el primer gol.

Se fue por fuerza de un primer defensa en la frontal, dejó tirado a Koulibaly en carrera y definió al primer palo, engañando a Davide Ospina. El resultado metía al Liverpool y mandaba a la Liga Europa al Nápoles, que salió con intención de revertir la situación tras el descanso.

El duelo de Anfield se convirtió en un partido en el que los centrocampistas dejaron de existir y el partido viraba de un área a la otra, pero sin que los napolitanos inquietaran en exceso a Alisson. El empate infundía más miedo por lo que podía significar que por lo que ocurría en el campo.

A medida que pasaban los minutos, la imagen impertérrita de ambos conjuntos se desvaneció y comenzaron a aflorar los nervios y la precipitación. Entre esa maraña de emociones, solo Van Dijk permanecía con la misma seriedad que en el minuto uno.

Rechazaba balones por doquier, se lanzaba al ataque y desde una posición privilegiada observó cómo Salah falló una clarísima ocasión de gol paralelo al arco de Ospina, cómo el colombiano le sacó un mano a mano al egipcio con quince minutos por delante y cómo Mané no acertó a empujar el segundo en un contraataque hilvanado por Firmino.

Cuando el partido ya era un ida y vuelta y el corazón reinaba por encima del fútbol, Callejón pudo dar vida al Nápoles en un centro lateral, pero, sin esperar el fallo de su marcador, envió la pelota por encima del marco del Liverpool. Aún le quedaba por perdonar al equipo inglés y Salah le regaló un gol a Mané, a tres minutos del final.

Desde el área pequeña, el senegalés erró incomprensiblemente al tiempo que Anfield cantó 'gol'. El Liverpool apenas había sufrido, hasta que, en el minuto 92, un balón le cayó a Lorenzo Insigne en el área pequeña, le pegó a bocajarro y Alisson, lanzándose con todo, despejó el balón con un costado, evitando la eliminación y enviando al Liverpol a octavos de final como segundo de grupo por detrás del Paris Saint Germain.

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