Llegaba uno de los días clave para la temporada para Barcelona y Sevilla. Los culés querían engancharse a una temporada que podía pintar en blanco tras el resultado del Pizjuán. Los hispalenses buscaban confirmar el gran marcador de la ida y con él, su gran año hasta ahora.
El Barça necesitaba ese gol temprano que te hace creer en la remontada, y ese gol llegó. Un imparable
Dembélé sacó un extraordinario disparo que se coló por la escuadra sin que nada pudiera hacer Vaclik. Minuto 12 y los de Ronald
Koeman ya estaban a un solo gol de forzar la prórroga.
Tras el tanto culé, El Sevilla dejó de presionar tan arriba para esperar a los de Koeman en su campo. No le fue mal y la posesión poco a poco comenzó a equilibrarse, aunque el Barça seguía siendo superior.
Los minutos fueron pasando y llegó la mejor noticia posible para el Sevilla, el descanso. Los culés se marcharon al vestuario con muchas opciones en la eliminatoria.
El ritmo bajó tras la reanudación. El Barça dominaba pero no encontraba profundidad. Dembélé no aparecía como en el prime tiempo y el Sevilla creció. Creció hasta tener una oportunidad de oro para sentenciar la eliminatoria.
Mingueza derribaba a Ocampos en una contra y el colegiado, previa revisión del VAR, señalaba penalti. El propio Ocampos lo fallaba. El Barça estaba de nuevo dentro, tenía 15 minutos para marcar el gol que forzara la prórroga.
Cuando el Sevilla acariciaba la final llegaría el gol de Gerard Piqué. El central aparecía para meter a los culés en la prórroga ante un Sevilla con diez tras la expulsión de Fernando. Tras el gol, la eliminatoria se iba al tiempo extra.
El gol del Barça en la prórroga no se iba a hacer esperar. Braithwaite fue quien puso a los de Koeman por delante en la eliminatoria por primera vez en el minuto 95. Los sevillistas reclamaron un penalti por mano de Lenglet.
El central culé tocó el balón con la mano, pero el VAR no lo consideró pena máxima. Los minutos pasaron y el Barça confirmó una noche histórica en al Camp Nou. Giro a la temporada de los de Koeman, que se convierten con los primeros finalistas de la Copa del Rey.