Globo de corazón para el Día de los enamorados

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San Valentín

5 poemas de amor para regalar a tu pareja en San Valentín

¿Quieres tener un bonito detalle con tu pareja por San Valentín?, un bonito poema de amor es una de las mejores opciones para poder felicitar el día de los enamorados.

San Valentín es hoy, 14 de febrero, y es el día perfecto para demostrarle el amor que sientes a tu pareja. Si estás preparando un regalo especial para hacerle a tu pareja, unos versos de amor serán una estupenda idea.

Bella, de Pablo Neruda

Bella, mi bella,

tu voz, tu piel, tus uñas

bella, mi bella,

tu ser, tu luz, tu sombra,

bella,

todo eso es mío, bella,

todo eso es mío, mía,

cuando andas o reposas,

cuando cantas o duermes,

cuando sufres o sueñas,

siempre,

cuando estás cerca o lejos,

siempre,

eres mía, mi bella,

siempre.

Amada, el aura dice, de Antonio Machado

El viento me ha traído

tu nombre en la mañana;

el eco de tus pasos

repite la montaña…

No te verán mis ojos;

¡mi corazón te aguarda!

Te amo por ceja, de Julio Cortázar

Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores

blanquísimos donde se juegan las fuentes

de la luz,

te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza

de cicatriz,

voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago y

cintas que dormían en la lluvia.

Que el amor no admite cuerdas reflexiones, de Rubén Darío

Señora, Amor es violento,

y cuando nos transfigura

nos enciende el pensamiento

la locura.

No pidas paz a mis brazos

que a los tuyos tienen presos:

son de guerra mis abrazos

y son de incendio mis besos;

y sería vano intento

el tornar mi mente obscura

si me enciende el pensamiento

la locura.

Amor eterno, de Gustavo Adolfo Bécquer

Podrá nublarse el sol eternamente;

Podrá secarse en un instante el mar;

Podrá romperse el eje de la Tierra

Como un débil cristal.

¡Todo sucederá! Podrá la muerte

Cubrirme con su fúnebre crespón;

Pero jamás en mí podrá apagarse

La llama de tu amor.

Que el amor no admite cuerdas reflexiones, de Rubén Darío

Señora, Amor es violento,

y cuando nos transfigura

nos enciende el pensamiento

la locura.

No pidas paz a mis brazos

que a los tuyos tienen presos:

son de guerra mis abrazos

y son de incendio mis besos;

y sería vano intento

el tornar mi mente obscura

si me enciende el pensamiento

la locura.

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