Pinturas desarrolladas por el pintor valenciano durante su estancia en Roma y sus primeros años de actividad en Nápoles. Desconocidas y atribuidas a otros pintores hasta el momento llegan por primera vez al Museo del Prado.
Es el caso de cuatro de los Ápostoles, pinturas que se atribuian al Maestro del Juicio de Salomón y que en realidad formaban parte de la colección de Ribera. También se convierte un importante reclamo, "La Resureccion de Lázaro", adquirida por el Museo en una subasta en Nueva York en 2001.
En definitiva, un conjunto brillante de obras tenebristas que permiten al visitante conocer los interesés temáticos del pintor y su evolución hasta convertirse en una de las figuras más relevantes del Caravagio.