Exposición fotográfica
David Bailey: el fotógrafo que le sacó la lengua al canon llega a A Coruña
“David Bailey’s Changing Fashion” nos descubre más de 140 imágenes, algunas inéditas, que nos ayudan a entender porqué el artista británico transformó para siempre la historia de la cultura visual.

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La Fundación Marta Ortega Pérez (MOP) nos entrega el pasaporte directo al Londres de los años 60 y 70. Un universo descarado, ruidoso, donde la moda no pedía permiso ni el arte disculpas. Allí, cámara en mano y con sonrisa de gamberro, estaba David Bailey. El que retrató a Mick Jagger antes de que se creyera inmortal.
Con él empezó la diversión. David Bailey (Londres, 1938) no fue solo un testigo privilegiado del Swinging London: fue protagonista. “Se sentaba a mirar a sus modelos a los ojos durante quince minutos, para ver más allá del rostro. Sacó a las modelos del estudio y las soltó en las calle. Lo importante no era el fondo, era el alma”, nos cuenta Tim Marlow, el comisario de la muestra y director del Design Museum de Londres.
Rompió las normas del retrato tradicional
La exposición, que estará abierta hasta el 14 de septiembre en el Muelle de Batería, reúne más de 140 imágenes. Algunas nunca vistas. Otras, convertidas en iconos culturales. La primera sala arranca con Jean Shrimpton. Su musa y pareja durante un tiempo desfila con elegancia fresca y mirada cómplice. Lo que Bailey captó en ella lo cambió todo. Como si el Londres de los 60 empezara en su pupila. A su lado, aparecen los Rolling Stones, Michael Caine, Rudolf Nuréyev, Anjelica Huston o Jack nicholson.
Rompió las normas del retrato tradicional. Lo de Bailey no era técnica, era instinto. Según Tim Marlow, era “como Picasso con una cámara”. Y eso se nota. “No buscaba rostros bonitos, buscaba gestos verdaderos, momentos sinceros. Cuando algo no funcionaba, no dudaba: ponía a la modelo de espaldas”, añade Marlow.
“Hacía lo que le daba la gana”
Y si había que romper moldes, él los rompía con gusto. Fundó su propia revista, Ritz, en los años 70, fotografió a la reina Isabel II como si fuera su tía abuela en una comida familiar, y convirtió el retrato de estudio en una experiencia casi salvaje. Le importaba poco lo que dijera la academia. “Hacía lo que le daba la gana”, asegura Marlow.
La exposición incluye también objetos personales del fotógrafo, una reinterpretación audiovisual de su famosa Box of Pin-Ups, una caja de pandora cultural con 36 personajes clave del Londres de 1965, y una publicación gratuita que recuerda a su espíritu punk y sofisticado a la vez.
Bailey no solo fotografió una era: la ayudó a definirse. Su lente no buscaba halagos, buscaba verdad. Y eso es justo lo que se respira en cada rincón de esta muestra. La chispa antes del incendio. David Bailey decía que no creía en la inspiración, sino en el trabajo. David Bailey’s Changing Fashion. es parte de su legado, un espejo de una época que reinventó el estilo, que nos enseñó que la fotografía puede marcar una era y que el arte más genuino no lleva corbata.
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