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Héctor continua crucificado, muriéndose en la cruz. Sandro, Paulo y Arón siguen enjaulados y su plan de fuga se ve truncado con la detención de Claudia. El pretor sabe que es ella la que está detrás de su intento de asesinato y le hará pagar por ello. Darío es puesto en libertad en pago por la traición de su padre, pero no hay nada que pueda hacer un hombre solo contra toda una legión.

El pretor Galba saborea su triunfo viendo a sus enemigos enjaulados, a su merced... Todo parece estar a su favor, pero no sabe que Viriato, aunque esté preso, todavía no se ha rendido...

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