A pesar de que Sira ha intentado por todos los medios desviar la atención de Manuel, no sabe si Da Silva ha descubierto el sombrero de Marcus sobre la cama de su habitación. Parece que Manuel no ha reparado en él y, caballeroso, insiste en acompañar a Sira hasta la estación de tren.

Marcus cree que, ante la duda, debe evitar la compañía de Da Silva, pero Sira está decidida a llevar su coartada hasta el final, si no deja que la acompañe a la estación y desaparece, definitivamente llamará la atención. Sira y Marcus deben despedirse, no saben cuándo volverán a verse…

Mientras tanto, Marcus logra salir del hotel, piensa que nadie le ha descubierto… pero un hombre le vigila y le sigue. Se trata de Joao, el chófer de Da Silva, que le advierte de que Sira está en peligro.

Mientras, en la estación de tren y tras despedirse de Da Silva, Sira se encuentra sola y desamparada. No lo sabe a ciencia cierta, pero siente que algo no va bien. Un presentimiento que se hace real cuando ve a dos hombres sospechosos que no le quitan ojo de encima.

Marcus consigue avisar a Sira para que huya con él. Juntos escaparán del tiroteo en el que se ven envueltos. A partir de ese momento una serie de acontecimientos en Madrid les harán unirse más que nunca.