Las vacaciones de Semana Santa volverán a ser diferentes a las de antaño por segundo año consecutivo. La situación epidemiológica del coronavirus, el temor a una cuarta ola y el ligero repunte de contagios que están registrando las comunidades ha llevado a Sanidad a pactar el cierre de las comunidades.

La movilidad entre comunidades no estará permitida entre el 26 de marzo y el 9 de abril. Además, algunas regiones han optado por impedir los viajes entre provincias, a excepción de los mostivos justificados por el actual decreto del estado de alarma.

El cierre perimetral vigente en Semana Santa supone un nuevo varapalo para el sector turismo y la hostelería, quienes en cambio defienden que la prudencia ahora servirá para salvar el verano.

No obstante, la entrada de viajeros internacionales en España sí estará permitida, aunque el Gobierno defiende que tendrán que respetar las mismas restricciones de movilidad que los ciudadanos españoles. Todo, mientras crece el número de turistas franceses y alemanes que viajan a España en las últimas semanas para escapar de las limitaciones en sus respectivos países.

Pero aunque la movilidad no esté permitida y los horarios del toque de queda y los aforos sigan vigentes, las vacaciones de Semana Santa podrán seguir aprovénchadose. En las últimas semanas ha aumentado la demanda de casas rurales dentro de comunidades como el País Vasco o Valencia, y las ciudades intentan ampliar la oferta de ocio.

Hay quien, sin embargo, preferirá quedarse en casa en las próximas vacaciones.

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