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Podcast: Hay muchos 'chicles' en todas las aceras

Este juicio, el de 'El Chicle', es difícil de entender si no se conoce la idiosincrasia de su medio natural, de su círculo, si somos tan urbanitas que pensamos en depredadores sexuales de callejones anexos a la Gran Vía, después de unas copas a última hora, y en persecuciones con coches cutres. Él, aunque pobre, va en un Alfa Romeo.

Este juicio versa sobre un hombre que, supuestamente violó a su excusada y su familia política le volvió a aceptar, porque lo importante para ellos es eso: La familia. Y la excuñada ante el tribunal explicó que 'hay que seguir adelante pero no olvidas'

Este juicio es también de tres chavalas de las Rías Baixas, siendo muy de allí, altivas, incluso ante el juez y sin rotura de voz delante de su supuesto depredador. Son tremendas, son de las Rías Baixas, del mar, como tremendo fue él. Aunque Ahora ya no.

Arrancó la primera Jornada como un cordero degollado, y ese mismo día escuchamos al padre de Diana hablar de un "cervatillo indefenso". Se refería Juan Carlos Quer a su hija, pero se lo pudimos aplicar, en esas primeras horas, recogidas por las cámaras, al asesino: Pobre…

Después se formateó, como hizo con su móvil por aquel entonces, y emergió del pozo más oscuro, casi esos 10 metros como el cuerpo de su víctima, para disfrazarse de ave Fenix, aunque con la misma cazadora vaquera de todos los días, y responder con sorna a las preguntas de cada una de las partes. Bueno, a dos partes, porque a la defensa, aunque sin quererlo, ya le contesta el juez instructor, el señor Pantín.

Pudo presuntamente violar a su cuñada y volver a las comidas familiares sin problema

Debe ser porque tiene nombre de una de las playas con mayor oleaje de Galicia, que Pantín permanece impertérrito a absolutamente todo lo que sucede en la sala, salvo a lo que dice Fernanda, quien representa de oficio a Jose Enrique Abuín. La tiene frita.

Pues bien. En su círculo, en el de 'El Chicle', falto de educación y cultura, y arraigado a lo más arcaico, como decía, pudo violar a su cuñada (supuestamente, reitero, porque no esta probado) y volver a las comidas familiares del domingo sin problema; pudo también salir reiteradamente con su amigo, al que le faltan muchas luces, a buscar chicas a los institutos y cuando él (el poco iluminado) asevera “ey, pero yo no las intimidaba”, el otro, nuestro protagonista cayó a lo más profundo, con negación incluía en la sala, porque le delató hasta el más tonto. Tan chicle como él. Pero el pringado, ni se pega en la acera.

Su entorno, parco en inteligencia, el de Abuín, es también no tener una vida social estable y hacer partícipe a su familia de sus salidas nocturnas, en solitario, para robar gasoil. O lo que sea. Es, además, que no le pregunten, porque todo es normal. Ese medio tan afortunadamente escaso en el que vivía Jose Enrique, es una falta de Pantín.

En la primera jornada actuó como un cordero degollado

Una pena de olas a tiempo en una playa que hubiese hecho pensar a este señor, al que ahora vemos pegado en una acera como tantos otros, Un hombre que estos días ha escuchado cómo se lastra un cuerpo, acción en la que ya él se supone experto, sin inmutarse.

Un tipo que fue testigo de la historia de una profesional hundida en el agua, haciendo de Diana, y que "lo recuerda perfectamente y con horror". Y Ni eso le hizo levantar la vista del suelo. Un chaval, un chicle, que por no ser, no es ni amigo de los feriantes, porque nunca sintieron que les faltara gasoil, tirando su coartada, hasta en 9 ocasiones, por tierra. Una mancha en la acera es para los buzos que recogieron su desastre de lo más profundo.

Entre todos, en esta primera semana, tienen algo que decir: Te hemos despegado del suelo, chicle. Ahora, al pozo.

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