Castro Urdiales

Vecinos de Castro Urdiales, sobre la madre asesinada: "Era muy estricta y no les dejaba relacionarse"

La localidad cántabra se encuentra consternada por el asesinato de la madre.

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Este viernes se ha celebrado un minuto de silencio en el Hospital de Cruces por Silvia, la mujer asesinada presuntamente por sus dos hijos en Castro Urdiales. Ella trabajaba aquí como celadora. La tragedia ha conmocionado a la localidad cántabra. Una discusión por las notas podría haber desencadenado el asesinato de la madre. La Guardia Civil está investigando qué relación tenía ella con sus hijos.

"La relación con sus hijos, aparentemente, era perfectamente normal", ha revelado una vecina. "Desgraciadamente la veía todos los días. Era una muy buena mujer y es que es algo inconcebible", ha relatado otra vecina. Un menor ha señalado que los hijos "decían que era muy estricta, que siempre peleaba con ellos".

Las autoridades investigan a las personas más cercanas a la familia y a los vecinos para saber cómo era la relación de la madre con sus hijos. Según algunos testimonios, eran constantes las discusiones y los gritos que se escuchaban desde el interior de la casa. Fuera de ella, poco a poco gente que conocía a la familia ha ido contando que la vida social de los niños era muy reducida. Algunos padres del colegio aseguran que los niños decían que sufrían malos tratos.

La madre fue encontrada en el suelo del asiento trasero de su coche amordazada y con varias bolsas de basura cubriendo parcialmente su cuerpo. Presentaba varias heridas de arma blanca y la investigación apunta a que la muerte fue causada por un apuñalamiento en el cuello. Tras el trascurso de las horas, se han ido sabiendo más detalles sobre este suceso, por el cual han sido detenidos los niños de 13 y 15 años.

Intentaron fingir un secuestro

Según las primeras investigaciones, todo apunta a que el mayor de los dos hermanos, el de 15 años, apuñaló presuntamente a su madre en el cuello y con la ayuda del más pequeño, habrían desnudado a la madre para intentar limpiar el rastro de sangre que estaba dejando el corte. Después, se fueron a una panadería a desayunar, donde compraron unas palmeras de chocolate.

De vuelta en casa, habrían intentado tapar el cadáver con varias bolsas de basura pero, aún así, dejaron un rastro de sangre visible para la posterior investigación policial. Posteriormente la metieron en el coche familiar e intentaron huir en éste. Sin embargo, ninguno de los dos sabía conducir, por lo que chocaron contra una pared.

El objetivo de los jóvenes, según los agentes del Instituto Armado, era fingir un secuestro. De hecho, así lo confirma una conversación telefónica que tuvieron con la madre la asesinada (su abuela), donde le dicen que toda la familia está siendo secuestrada.

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