El narcotraficante gallego Laureano Oubiña, condenado por un delito de blanqueo cometido en 1998 y por el que la Audiencia Nacional finalmente no ha decretado el ingreso en prisión, analiza en una larga entrevista en la página web de la revista Vanity Fair la sentencia que le condena. Según Oubiña, “no había nada contra mí, han vestido el santo con esta sentencia”.
Oubiña anuncia que sus abogados están ultimando el recurso ante el Tribunal Supremo, porque la Audiencia Nacional (“un tribunal político y sus jueces, comisarios políticos del gobernante de turno”) no le dejó defenderse. “Decían que nos habíamos quedado con 1.800 millones de pesetas del tabaco a comienzos de los ochenta. Y cumplimos condena por ello. De ahí venía ese dinero. Además yo no tengo por qué saber lo que hace mi mujer con aquel dinero que había defraudado al fisco”. Y añade: “¿O sea que la mujer de Urdangarin no sabe dónde metió el dinero su marido y yo desde la cárcel tengo que saber dónde lo metió la mía?”.
En la larga entrevista con Vanity Fair, la única concedida tras haber salido de prisión el pasado 17 de julio tras cumplir 12 años de condena por tres delitos de tráfico de hachís, Oubiña habla de todos los temas que lo han convertido con el paso de los años en un símbolo de la lucha contra las drogas. El narcotraficante repasa sus inicios desde el contrabando de gasoil hasta que llegó a finales de los noventa al tráfico de hachís. “Siempre tuve muy claro que nunca quise sobrepasar el hachís. Jamás. A pesar de la fama. Y oportunidades para hacerlo tuve muchísimas”.
Oubiña regresa además con Vanity Fair al Pazo de Bayón que se intervino en 1995 y que se le expropió finalmente en 2002. Oubiña revela cómo lo compró con dinero procedente del contrabando de tabaco y la inversión de mil millones de pesetas que hizo en él, y confiesa que se ha arrepentido “millones y millones de veces de haberlo comprado. Si no me meto en ese maldito pazo yo no entro en la cárcel. Ni si me hubiera dado la vara que se me sigue dando”.
Además, anuncia que está preparando los nuevos recursos contra la expropiación del mismo, que considera “un robo judicial” porque la mitad del pazo debe pertenecer a sus dos hijas porque su mujer, Esther Lago, había fallecido un año antes de la expropiación sin haber sido condenada por ningún delito de narcotráfico.
Oubiña habla también en la entrevista con Vanity Fair de su regreso a Galicia tras doce años de prisión: “En Galicia no tengo problema ninguno. El que me conoce me saluda, y los que no nada”. Detalla cómo fue su estancia en la decena de cárceles por las que pasó: “En los últimos 12 años he sido un rehén del Estado, para mí no había beneficios penitenciarios ni los derechos que todos los presos tenían y conseguían. He sido tratado como el peor terrorista”.
Habla sobre su futuro: “Estoy jubilado. No tengo negocios. Ni legales ni ilegales. Ni me he planteado volver a ellos ni me lo han ofrecido”. Y habla de rehabilitación: “A mí no me hacia falta rehabilitación. De la cárcel no sale nadie rehabilitado. El que entra malo sale peor. Habría que empezar rehabilitando a los trabajadores de allí” y de la “adicción que dice tener por el contrabando: “Yo pienso que no estoy curado, pero estoy viejo”.