Caso Lucas
Los fallos que podrían haber evitado la muerte del pequeño Lucas: una orden de alejamiento incumplida, moratones, santería...
La muerte del pequeño Lucas sigue estando rodeada de incógnitas y sombras.

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Todo lo que rodea la muerte de Lucas provoca un profundo dolor. Lucas tenía 4 años cuando la noche del 3 de diciembre apareció muerto en una playa de Garrucha, Almería. La causa de la muerte hasta el momento es un shock hipovolémico, con desgarro hepático y politraumatismo abdominal.
El caso está bajo secreto de sumario, pero poco a poco el puzle de esta tragedia se dibuja con más sombras que luces en medio de una gran cantidad de informaciones no confirmadas.
El alcalde de la localidad almeriense indicaba en sus primeras declaraciones que la denuncia inicial fue interpuesta por el padre biológico del pequeño, aunque días después el abogado del abuelo matizaba que el padre biológico no aparecía en la causa ya se encuentra en Venezuela y nunca reconoció al niño.
Tanto la madre del niño, Bárbara, como la pareja de ella, Juan David, se encuentran en prisión provisional como presuntos responsables de un presunto delito de asesinato y otro de maltrato habitual. De la madre se sabe que tiene 21 años y estaría embarazada de nuevo. Aunque este dato no ha sido confirmado por fuentes oficiales, el abogado del abuelo de Lucas sí lo ha corroborado añadiendo que está de 5 meses y que su cliente ya ha iniciado los trámites para solicitar la custodia del futuro bebé y evitar que quede bajo la tutela de la madre: "El abuelo quiere cuidar de ese niño que viene en camino".
Los testimonios de un presunto maltrato continuado al pequeño han sido constantes. El letrado del abuelo denunció desde el principio el "fracaso absoluto" de las instituciones. El abuelo reprocha al sistema que no haya actuado en lo que para él era una evidente situación de maltrato. "En el centro educativo veían que el niño llevaba hematomas, que llevaba un brazo encabestrado por una fractura, y no hicieron nada". Además, indica que ya una hermana suya hace meses se personó en un cuartel para dejar constancia de una imagen en la que Lucas aparecía con un "moratón y un derrame en la sien".
La autopsia preliminar señalaba un desgarro y una sustancia que podría ser compatible con una agresión sexual. Sin embargo, el informe del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Sevilla ha descartado la presencia de semen y ADN ajeno. Así pues, no se han dado "características genéticas que sugieran la presencia de ADN ajeno a él".
Para las pruebas de presencia de alcohol o drogas en el organismo del pequeño los resultados también han sido negativos. Lo que sí se ha detectado son trazas de ibuprofeno. En el informe se matiza que, aunque no haya evidencias de sustancias psicoactivas "no excluyen que se haya utilizado alguna de ellas", que podrían haber sido utilizadas y no detectadas por la dosis, el tiempo transcurrido o incluso la administración con algún compuesto no controlado por el laboratorio.
El laboratorio, sobre la presencia de ibuprofeno, indica que se trata de un fármaco "antiinflamatorio, analgésico y antipirético". Y su hallazgo es compatible con la tesis de la defensa, que achacó la muerte del niño a un "patrón de negligencia sanitaria absoluta" basada en la "automedicación" a base de ibuprofeno y un "diagnóstico por Internet" admitido por la madre, lo que "agravó la hemorragia interna" que ya sufría.
La defensa de Juan David ha indicado que debería tratarse el caso como "una praxis ritual peligrosa", pero en la que no habría intención de causar la muerte. Aquí es donde se incluye el componente de los rituales y la santería que ahondan aún más en la dolorosa situación que tuvo que vivir el pequeño. Los abogados presentaron un total de 22 archivos de audio a la causa para tratar de acreditar la "inexistencia de un clima de terror" en el domicilio familiar y abrir la vía de que la muerte se debió a una práctica de "curanderismo".
"Nos encontramos ante unos hechos dramáticos fruto de una praxis cultural errónea y una negligencia compartida por el entorno familiar, que deben ser calificados jurídicamente conforme a la realidad de la imprudencia cometida y no como un asesinato", defendieron. "No dejaron morir al niño por crueldad, sino porque no supieron interpretar los síntomas de la sepsis".
Según ha publicado Ideal, tras tener acceso a la declaración ante el juez de Juan David en exclusiva, el acusado no se siente "culpable de nada". Según su versión el pequeño estaba "regular", "tenía la barriga hinchada desde hace una semana". Los moratones los justificó con una caída de la cama.
Según su relato la madre se fue a trabajar, pero el alrededor de las 12:00 horas la llamó para que volviese porque Lucas no estaba bien. Él asegura que cuando Bárbara llegó a su casa el pequeño todavía respondía. "No llamamos al 112 porque nos daba miedo, tenía una orden de alejamiento y estábamos juntos". El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha confirmado que el Juzgado de Instrucción Número 1 de Vera dictó el 20 de octubre una orden de alejamiento con respecto tanto al pequeño como a la madre. La abogada de la madre también ha negado que su clienta fuera "partícipe".
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