Desahucio
La policía derriba la puerta para desahuciar a dos octogenarios de su vivienda de toda la vida en Carabanchel, Madrid
Jose Manuel y Maria, matrimonio octogenario, han sido desahuciados de la que ha sido su casa durante cerca de 60 años en el madrileño barrio de Carabanchel. Vecinos y activistas han tratado de impedir el desalojo. Han lanzado huevos, harina y globos de pintura para tratar de evitar el desalojo.
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Esta era la tercera vez que la policía y la comisión judicial trataban de desalojar a este matrimonio de octogenarios del piso en el que han estado cerca de 60 años viviendo en el madrileño barrio de Carabanchel. Esta última vez, con un resultado diferente. A pesar de los esfuerzos de los vecinos y activistas por evitarlo, Jose Manuel y María han tenido que abandonar su casa.
A primera hora de la mañana, la policía llegaba al portal en el que un grupo de activistas habían bloqueado la puerta de acceso. Es entonces cuando los miembros de la Unidad de Intervención Policial han tenido que forzar la puerta para poder acceder al interior.
Durante las más de cuatro horas que ha durado el proceso de desahucio los vecinos y activistas, unos 50 en total, no han dudado en lanzar huevos, harina o globos de pintura en señal de protesta por la ejecución y para dificultar la entrada de los agentes en el piso de la calle Vía Carpetana del madrileño barrio de Carabanchel.
Dentro de la vivienda esperaba José Manuel, María se encontraba en casa de uno de sus hijos, debido a la minusvalía que padece, desde donde ha seguido el desarrollo de los acontecimientos. Su marido no ha opuesto ningún tipo de resistencia.
Un despiste y una renta antigua
José Manuel y María vivían en un piso de renta antigua por el que pagaban 150 euros al mes. A eso, había que sumarles los gastos de comunidad, pero varios olvidos en el pago de algunos de estos pagos hicieron que la deuda creciera hasta los 800 euros. Ese descuido le sirvió al nuevo propietario del inmueble, que había recibido la vivienda en herencia tras la muerte de su madre, para alegar incumplimiento de contrato.
Antes de que esto ocurriera la vivienda pertenecía a una mujer, madre de actual propietario, conocida de toda la vida por el matrimonio y que les cobraba 150 euros al mes. Con ella aseguran que nunca habían tenido problemas en estas décadas, pero tras su muerte todo ha cambiado y el nuevo propietario quería tener vía libre para poder vender o alquilar una casa al precio de mercado actual.
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