Caso Alcàsser

Se cumplen 25 años de la sentencia del caso Alcàsser, con un solo condenado ya en libertad y con Antonio Anglés aún desaparecido

El 5 de septiembre de 1997, Miguel Ricart era condenado por el crimen de las niñas de Alcàsser. 25 años después, Ricart ya está en libertad y Antonio Anglés continúa en paradero desconocido.

Miquel Ricart

Miquel RicartEFE

Publicidad

Los padres de Miriam García, Desireé Hernández y Antonia Gómez respiraron aliviados, al menos en parte, el 5 de septiembre de 1997. Cinco años después de la desaparición de sus hijas, que fueron secuestradas, violadas, torturadas y asesinadas, la justicia condenaba a Miguel Ricart a 170 años de cárcel y a pagar a las tres familias hasta 300 millones de pesetas (1,8 millones de euros actualmente). El otro implicado, y considerado principal culpable, Antonio Anglés, desapareció sin dejar rastro el 13 de marzo de 1993, por lo que no pudo ser juzgado.

25 años después de aquella sentencia, el caso sigue estancado. Y lo poco que ha cambiado, ha sido a peor para las familias. Miguel Ricart quedó en libertad en noviembre de 2013 y pocas veces se le ha visto en público desde entonces. Él siempre ha defendido su inocencia. En declaraciones al programa 'Espejo Público', dijo que era "un cabeza de turco" y mantuvo su inocencia. Nada más se supo de él hasta que la Policía le encontró en un piso okupa en Carabanchel, en enero de 2021.

El otro sospechoso, y considerado el autor intelectual de los salvajes crímenes, Antonio Anglès, no ha vuelto a ser visto nunca desde marzo de 1993. La teoría que ha prevalecido durante todos estos años es que se subió a un barco y se lanzó al agua tras ser descubierto, muriendo ahogado. Pese a que no hay indicios de su paradero, la justicia reactivó su búsqueda a finales de febrero de 2021, confiando en que finalmente puedan encontrarle y juzgarle por su presunta implicación en el secuestro, tortura, violación y asesinato de las niñas de Alcàsser.

La controvertida teoría de los vídeos snuff... que es casi imposible probar

El padre de Miriam, Fernando García, y el periodista Juan Ignacio Blanco, mantuvieron durante muchos años la teoría de los conocidos como 'vídeos snuff', en los cuales aseguraban haber visto a las niñas siendo torturadas por personalidades de gran importancia en España en el momento de los asesinatos. Ambos acusaron en directo a tres personas relacionadas con el PSOE de haber aparecido en la cinta donde, presuntamente, las niñas eran torturadas. Los nombres eran los de Alfonso Calvé (exgobernador civil de Alicante), Luis Solana (entonces presidente de Telefónica) y José Luis Bermúdez de Castro (productor de cine). Los tres negaron rotundamente su implicación, y, tras enterarse de las acusaciones, se querellaron contra Fernando García y Juan Ignacio Blanco.

Juan Ignacio Blanco aseguró que el contenido de las cintas había sido visto por él, por Fernando García y un hermano suyo después de que el párroco de una iglesia les avisara para acudir allí. Fue donde recibieron el supuesto vídeo que vieron Blanco, García y su hermano. Al acusar a tres hombres que tenían lazos con el PSOE en televisión, la nación quedó estupefacta, dado que entonces gobernaba Felipe González, que llevaba más de una década a los mandos del país, y habiendo logrado tres mayorías absolutas consecutivas para los socialistas.

Sin embargo, la teoría de los 'vídeos snuff' terminó yéndose al traste, después de que el párroco dijera no haber tenido nunca el vídeo ni haberlos llamado y Fernando García terminara diciendo que nunca lo había visto, llegándose a generar incluso conflictos entre las familias de las niñas. Blanco murió en 2019 tras un cáncer de colon que le provocó metástasis. Con él, se esfumó la posibilidad de conocer si dicho vídeo existía o no, aunque nunca se ha comprobado que existiera en realidad.

La desaparición de las niñas de Alcàsser ocurrió un año después de que se estrenara la película 'El silencio de los corderos', uno de los filmes de terror más conocidos a nivel mundial, y donde se mostraba la tortura arrancando la piel de las víctimas, algo que, según han repetido muchos expertos a lo largo del tiempo, fue toda una inspiración para los criminales de aquellos años a la hora de torturar y asesinar a sus víctimas.

Publicidad