Un estudiante haciendo deberes

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POR UN DELITO LEVE DE VEJACIONES

Condenan a un padre por llamar "julandrón" y "alcornoque" a su hijo por no atinar con los deberes

"Julandrón, dilo, que te lo voy a sacar de un bofetón" o "qué tonto eres, macho", son algunas de las frases humillantes que su otra hija grabó y mandó a su madre, quien denunció los hechos y acusó a su expareja de maltrato habitual.

La Audiencia de Granada ha condenado a un padre por un delito leve de vejaciones después de que dirigiera expresiones despectivas a su hijo menor de edad mientras le ayudaba a hacer los deberes, diciéndole que era "tonto" o un "julandrón", situación que su otra hija grabó con el móvil y remitió a la madre.

En la sentencia, la Sección Segunda de la Audiencia desestima el recurso que la progenitora interpuso contra una resolución anterior del Juzgado de lo Penal número 5 de Granada, que condenó al padre a la pena de ocho días de localización permanente, absolviéndole de los delitos de maltrato habitual y malos tratos de los que le acusaba su expareja, que ha ejercido la acusación particular.

La sentencia que ahora ha confirmado la Audiencia considera probado que, estando el padre en su domicilio ayudando a su hijo a hacer los deberes, comenzó a dirigirle expresiones en tono humillante e intimidatorio, como "trae el puto lápiz", "qué tonto eres, macho", "so alcornoque". En relación a una multiplicación, le espetó "si tengo bolis y los multiplico, cómo pollas me va a dar gomas, me dará bolis".

"Si uno y son dos y estos son cuatro, pues por dos, julandrón, dilo, que te lo voy a sacar de un bofetón", agregó, instando al menor a "hablar como un tío". Estas palabras fueron grabadas con el móvil por su hija, que remitió la grabación a su madre, la cual afirmó ante el Juzgado que esto no era un hecho aislado, atribuyéndole un delito de maltrato habitual.

A este respecto, el tribunal sostiene en la sentencia, que la resolución ha analizado con detalle el resultado de la prueba practicada en el juicio, así como la prueba pericial psicológica de dos peritos que han examinado a ambos menores.

Agrega que no existen elementos probatorios relevantes para destruir la presunción de inocencia, en tanto que "no parece suficiente para una condena paterna por malos tratos habituales que los menores cuenten que el acusado se pone nervioso cuando se pone a hacer los deberes, pierde los nervios y grita e insulta" al hijo menor "y le da ocasionalmente alguna colleja".

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