Yihadismo
Cómo Mustafá Maya, 'el mayor reclutador de Europa', creó una célula yihadista desde Melilla: "Se ganó las mentes y los corazones de los jóvenes"
Varios analistas en terrorismo hablan de cómo Mustafá Maya Amaya, detenido en Melilla hace unos días, pudo crear una red de yihadistas desde el año 2014.
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Calificado en el año 2014 por la Policía Nacional como "el mayor reclutador yihadista de Europa", Mustafá Maya Amaya ha estado durante años en libertad realizando labores de captación en España. Joaquín Gadea, juez de la Audiencia Nacional decretó el pasado jueves prisión provisional y sin fianza para el individuo. Varios analistas y expertos en terrorismo analizan en exclusiva para la Newsletter de Antena 3 Noticias el perfil de este sujeto y la forma en la que creó una estructura yihadista para integrar a los reclusos en organizaciones como Daesh o Al Qaeda.
"Mustafá Maya Amaia es lo que podríamos considerar un captador, un facilitador y un reclutador yihadista", asegura Chema Gil, periodista especializado en seguridad. Se trata de un hombre de unos 60 años de edad que nació en Bélgica, aunque es hijo de un matrimonio español.
En torno al año 2012, según confirman también fuentes jurídicas, comienza sus actividades en Melilla. "Entró en un ritmo verdaderamente frenético cuyo objetivo era nada más ni nada menos que la captación inicial de sujetos que merodean dentro de redes sociales", continúa Gil.
Capturaba a jóvenes que enviaba luego a lugares de conflicto
Manuel Gazapo, portavoz de Relaciones Institucionales de Universae, explica que este sujeto es el reflejo de que la "amenaza terrorista no es exclusivamente del exterior, sino que también se produce dentro de nuestras fronteras". Se convirtió del evangelismo al islam, aunque "no hizo ninguna conversión religiosa, tal y como explica Gil. Mustafá Maya Amaya se radicaliza al yihadismo, no tenía otra labor que "intercambiar información" y "captar sujetos que fueron enviados o que se marchan desde España a lugares de conflicto como Mali, Siria o Irak. Así, consigue crear una célula en la que había yihadistas pero también recluta a "nuevos captadores".
La Audiencia Nacional lo condenó en el mes de enero del año 2018 por crear la estructura yihadista que hemos mencionado. Se le impuso una sentencia de ocho años de prisión por un delito de pertenencia a organización terrorista "en calidad de promotor y director". No solo este individuo recibió una pena, pues se les imputó a otros cuatro más con una pena de seis años de cárcel.
Crea la célula yihadista desde la cárcel
En la vista oral, el mismo Amaya confirmaba que difundió "información" en redes sociales a una cantidad "exagerada de personas" que se interesaban por "aprender el Corán" para que después hiciesen la yihad.
"Haciendo una ingeniería social, ya sea a través del contacto piel con piel que o a través de la redes sociales, él conseguía ganarse las mentes y los corazones de esos jóvenes y los enviaba a combatir", explica Manuel Gazapo. Además, destaca el hecho de que consiguió crear la infraestructura yihadista durante su estancia en prisión. "Identifica el centro penitenciario como un espacio propicio para poder captar y reclutar jóvenes", analiza el portavoz de relaciones institucionales de Universae.
"Conseguía ganarse las mentes y los corazones de esos jóvenes y los enviaba a combatir"
Mustafá Maya Amaya es el claro ejemplo de un individuo "con determinación criminal" que puede "volver a cometer los mismos delitos de carácter terrorista". "Sabiendo que estamos en un momento de alerta antiterrorista 4 sobre 5 -por los atentados en Europa- hemos de prestar especial atención a las prisiones y a todos estos sujetos que después de cumplir condena vuelven a la calle", dice Gazapo.
La radicalización
Los procesos de radicalización son uno de los objetivos estratégicos generales del Ejecutivo español, según el informe de Estrategia Nacional Contra el Terrorismo publicado elaborado por el Ministerio de Interior en 2019. Su consecuencia principal es "el extremismo violento".
Sergio García Montes, investigador académico, explica que en térmicos generales este proceso se basa en un aspecto muy "básico", que es "sentir la necesidad de pertenecer a un grupo para ser útil". Entre los factores que conllevan al sujeto a formar parte de un grupo radical se encuentra "la injusticia", en referencia a "un proceso de exclusión social en el que no se sienta aceptado por la sociedad", dice el analista.
La célula terrorista consigue que la víctima "pase el mayor tiempo posible en contacto con el nuevo grupo". Incluso "lo intentan separar de su antiguo círculo como familia o amigos".
Además, los extremistas aprovechan un momento débil para crear la esfera cuyo único cometido es la violencia. "El problema muchas veces es que identifican las vulnerabilidades que tienen nuestro jóvenes, independientemente de su religión, de su país de origen o de sus circunstancias personales", apunta Gazapo.
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Mustafá ofrecía a esos jóvenes "una pertenencia a un grupo" y una razón "por y para la que vivir". "Esa era matar a inocentes justificando que se trataba de infieles a los que tenía que liberar", concluye el analista.
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