El matrimonio formado por Julio y Araceli, con la ayuda de 3 voluntarios, sacan adelante el único albergue de gatos de Tenerife. Aquí hay desde un espacio para los recién llegados hasta un hospital para los más pachuchos.
A todos los gatos les acompaña una hisotira, Chiquitín tiene solo 2 semanas, Roqui sufre falta de equilibrio por una infección sin tratar a tiempo y Garfield padece problemas de obesidad y carácter.
Al llegar a las instalaciones deben pasar un proceso, es necesario castrarlos y esterilizarlos. Para ello antes contaban con la ayuda del cabildo pero, ya no llega desde 2011.
Antes de abandonar este arca felina, Julio y Araceli han decidido arriesgar su propia casa. Además, parte de su pensión y los ahorros de toda una vida son también destinados a la comida, medicamentos o el agua, porque ni siquiera eso les perdona el ayuntamiento del puerto de la cruz.
Todo, por una razón. El colapso del albergue ha hecho que ya no acepten más gatos si sus dueños no se comprometen a cubrir los gastos.
