Erupción volcán en La Palma

Un año con la persiana cerrada a causa del volcán: "Nos hay bolsillo ni cabeza que lo aguante"

Pedro Calero nos cuenta su historia. Lleva más de 20 años regentando dos restaurantes en La Palma y ambos se vieron afectados por la erupción del volcán de Cumbre Vieja.

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Pedro Calero lleva más de dos décadas regentando dos restaurantes en la zona más próspera de la isla de La Palma. Su restaurante 'Las Olas' es uno de los más conocidos de Puerto Naos y de toda la isla. Por estas fechas poder ocupar una mesa en las terrazas de sus restaurantes era misión casi imposible entre extranjeros y locales en busca de un buen pescado de la zona. Máxime en los últimos años después de haber realizado una importante inversión para modernizar sus cocinas. Eso fue justo después de la pandemia y antes de que el volcán acabara con sus ilusiones.

El día 19 de septiembre del año pasado a las tres y cuarto de la tarde teníamos la terraza llena, la gente estaba empezando a comer. Tuvimos que desalojar corriendo, la mayoría se fue sin pagar: "Esas fueron las primeras de muchas pérdidas".

A los pocos días les permitieron volver y tuvo que tirar toda la mercancía porque todas las máquinas se habían apagado. Pedro asegura que pudo perder más de 20.000 euros solo en comida pero no es nada en comparación con lo que tendrá que afrontar el día que pueda volver a abrir.

Sus locales están en la zona donde más concentración de CO2 se ha detectado en Puerto Naos. Desde que acabara la erupción ni siquiera ha podido ir a recoger cosas para salvarlas de la corrosión del salitre, por eso cree que cuando acaben los problemas y les permitan volver a abrir tendrá que volver a endeudarse para poner a punto sus locales.

Ha recibido 90.000 euros en ayudas, 45.000 por cada negocio pero nota como bajan con los pagos de los ERTES de sus 18 trabajadores que ya ha tenido que empezar a abonar.

Además de sus negocios, Pedro tuvo que abandonar también su casa, ubicada también en la costa. Dice que ha tenido suerte de encontrar un alquiler, aunque pague por él, el doble de lo que costaban el año pasado.

Emprendedor nato, ha decidido no seguir esperando soluciones que no llegan y ha abierto otro restaurante en Tazacorte, muy cerca de Puerto Naos pero lejos del peligro de los gases, a la espera de que las autoridades ofrezcan una salida a una situación que para vecinos y empresarios es ya insostenible

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