Las 10 reglas de oro para que tu embarazo sea seguro

Estar embarazada es para muchas mujeres la experiencia más maravillosa del mundo. Se trata de un regalo que la naturaleza ha ha querido brindar tan sólo al género femenino, sin embargo, antes de que una madre pueda emprender la gran labor de la educación han de pasar entre 37 y 42 semanas en las que sus responsabilidades se duplican y sus riesgos se hacen más presentes en el día a día.

Cada vez las futuras mamás se conciencian más y están dispuestas a renunciar a muchos hábitos para poder contribuir en todo lo posible a que ese ser que crece en su interior nazca saludablemente.

La talidomida y el isotretinoin son dos medicamentos cuyos efectos adversos están demostrados en los periodos de embarazo, sin embargo hay muchos más que pueden causar graves consecuencias dependiendo de la cantidad que se ha ingerido, o la etapa de la gestación en la que se encuentra en el momento de la toma.

En el campo médico también es conocido el efecto negativo de las radiografías sobre el desarrollo del bebé. Si los exámenes radiográficos son necesarios pueden llevarse a cabo. El período más crítico es entre la 10 y la 17 semana de gestación porque las células del feto son entonces más sensibles a la radiación. En la actualidad, sigue estar demostrada la asociación entre radiaciones y el aumento del riesgo de las anomalías cromosómicas, en especial del Síndrome de Down.

Fumar es el primer esfuerzo que muchas mujeres embarazadas y fumadoras llevan a cabo. Este hábito es nocivo para la madre, pero durante el embarazo la mujer que continúa fumando expone a su futuro hijo a sustancias como la nicotina, el monóxido de carbono y otras toxinas que pueden afectar su desarrollo físico y cerebral. Una de las consecuencias inmediatas es que el recién nacido puede tener menos peso de lo "normal" y esto puede desencadenar en graves consecuencias.

Además el humo también está relacionado con una mayor tasa de complicaciones durante la gestación, como embarazos extrauterino, abortos espontáneos, sangrados vaginales y parto prematuro.

La menta poleo, contraindicada en embarazo y lactancia

El consumo de alcohol conlleva los mismos riesgos que el fumar, ya que este pasa rápidamente por la sangre a la placenta. Como el bebé procesa el alcohol de manera más lenta que un adulto puede ocurrir que el niño muestre una mayor tasa que la madre.

El apartado de las comidas es una de las lecciones que más cuesta interiorizar a algunas futuras mamás. La toxoplasmosis es una enfermedad que produce un parásito que se encuentra en la carne de muchos animales como el cerdo. Y, precisamente esta enfermedad es la culpable de que las mujeres que no la hayan sufrido no puedan comer jamón ni ningún embutido durante la gestación. Tampoco recomiendan tomar frutas y verduras que no estén bien lavadas.

Un truco de muchas embarazadas para concederse el antojo del jamón es congelarlo a temperaturas de 20º bajo cero durante dos días o cocinarlo sometiéndolo a temperaturas superiores a los 65º.

Se puede mantener relaciones sexuales hasta casi el final del embarazo

Otro de los grandes problemas para las mujeres que esperan un bebé es el de las hierbas aromáticas o las destinadas a infusiones como la menta poleo. Esta por ejemplo está especialmente contraindicada durante embarazo y la lactancia. Como el poleo hay muchas más infusiones que no se deben tomar y por la gran cantidad de plantas peligrosas es preciso consultar con el médico.

Aunque el café no aparece en la lista de prohibiciones tajantes, es recomendable no abusar de la cafeína.

Hacer ejercicio está permitido durante las primeras semanas de gestación siempre y cuando estos movimientos no sean muy bruscos o supongan un riesgo de caída.

Volar y realizar viajes largos está contraindicado a partir del tercer trimestre.

Por último, entre tanto "no debes" y "no puedes" terminamos con algo que no es perjudicial siempre que se trate de un embarazo normal. Pueden mantenerse relaciones sexuales casi hasta el final de la gestación ya que el cuello del útero está protegido por una capa gruesa de membrana que lo protege.