Salud mental en niños
La salud mental en los niños: "Actualmente psiquiatrizamos muchas conductas que tienen que ver simplemente con inmadurez"
¿Estamos cuidando la salud mental de los más pequeños? La edad podría estar influyendo en los diagnósticos.

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Walt Disney dijo que "envejecer es obligatorio, pero crecer es opcional". La infancia es una etapa maravillosa en la que los niños de hoy sientan las bases para ser los adultos de mañana. Sin embargo, muchas veces en ese proceso de maduración olvidamos que "todas las personas mayores fueron primero niños, pero pocas lo recuerdan".
Un estudio reciente de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU) apunta a que los niños nacidos en octubre, noviembre o diciembre son diagnosticados con un problema de salud mental con mayor frecuencia que sus compañeros de principios de año. Los investigadores quisieron testear los efectos de la edad y lo que concluyeron es que los miembros más jóvenes de una clase escolar tienden a ser diagnosticados con una enfermedad mental con mayor frecuencia que los mayores.
La semana pasada nos pedisteis a través de la encuesta de WhatsApp que profundizásemos en este tema y para ello contactamos con Eva Rivas Cambronero, psiquiatra infantil y de adolescencia y miembro de la junata directiva de la Sociedad Española de Psquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente (SEPYPNA).
"Los más pequeños de una clase seguramente sean más inmaduros y esa inmadurez, que es una cosa normal porque todos tenemos un ritmo de desarrollo diferente, en vez de considerarse que es debido a que es más pequeño y que ya madurará, hoy en día se interpreta muchas veces como trastorno mental, hiperactividad, falta de atención, trastorno de conducta... se etiqueta como psiquiátrico aquello que es, simplemente, el ritmo del desarrollo", explica la doctora Rivas.
¿Deberíamos entonces, tal y como apunta el informe, flexibilizar las fechas de inicio del curso escolar? ¿En lugar de hacer cursos según el año de nacimiento podría considerarse hacerlos en función de semestres, es decir los nacidos hasta junio en un curso y los de julio a septiembre en otro? La experta reconoce que "probablemente se minimizaría algo", pero advierte que "no del todo", y es que se "harían las etapas más cortas y más homogéneas en edad cronológica, lo cual no quiere decir que la edad mental de esos niños fuera homogénea, porque no somos homogéneos y menos durante el desarrollo. Cada sujeto tiene su ritmo de desarrollo y por mucho que te pongan con los de tu edad no tienes porque tener el mismo nivel de desarrollo y puedes manifestar rasgos de inmadurez respecto a los compañeros de tu edad".
TDA, retraso madurativo, hiperactividad... en los últimos tiempos sobran las etiquetas con las que poner nombre a los comportamientos de los más pequeños. Como dice Rivas Cambronero parece que "psiquiatrizamos muchas conductas" que quizás solo sean fruto del proceso de desarrollo. ¿O es que la sociedad en la que vivimos nos hace más vulnerables ante los problemas de salud mental?
Eva Rivas no cree que los niños de hoy en día estén más expuestos que los de las generaciones anteriores sino que "la época ha hecho que la infancia tenga otras condiciones socioculturales y que aparezcan otros síntomas. En realidad ha habido un incremento en la prevalencia de muchos trastornos como el TDHA, el TEA de forma muy llamativa, pero eso se ha querido atribuir a que hay mejor detección, a que los recursos de salud mental son mejores, que estamos más formados. Eso podría ser una explicación, pero también hay otras explicaciones, por ejemplo, que la época tiene unas condiciones de vida y culturales que hacen la sociedad del éxito, la sociedad del rendimiento, el individualismo, esto provoca problemas de salud mental en los más jóvenes y podría dar cuenta de ese incremento. Pero, además, yo coincido con muchos otros autores que también la causa del incremento se debe a que interpretamos de forma distinta al pasado las conductas infantiles. Actualmente las interpretamos en clave de trastorno, psiquiatrizamos muchas conductas de los niños, que tienen que ver, simplemente, con inmadurez. Esperamos que los niños se comporten de una determinada manera porque también los adultos necesitamos que nos dejen tranquilos, porque estamos metidos en esa sociedad del rendimiento y necesitamos ubicarlos en una espacio que no nos importunen y, cuando lo hacen porque son niños, lo etiquetamos de trastorno y lo mandamos a los servicios de salud mental", acusa.
En este análisis del antes y el ahora Rivas Cambronero hace también una reflexión que quizás esté pasando desapercibida y es la pérdida de las calles por parte de los niños. "Ha habido un cambio muy rápido en la sociedad. Por ejemplo, antes los niños jugaban en las calles, los padres estaban en el trabajo o en casa y ellos juntaban y los adultos no se enteraban de lo que sucedía y ellos aprendían a gestionarse. Se confiaba en el vecindario, si un niño se caía, siempre había un vecino que lo llevaba a casa, o que le curaba. Actualmente desconfiamos del barrio y siempre estamos pendientes de tener a alguien observando a nuestros niños. Eso hace que muchas veces ellos no se hagan cargo de su propio autocuidado, delegan mucho en los adultos".
Y en esa evolución, hay otro punto que resulta fundamental para entender el contexto y quizás para explicar por qué trastornos que antes aparecían pasada la adolescencia ahora se manifiestan mucho antes. "Pienso en trastornos de conducta alimentaria, en las autolesiones, por ejemplo, que están muy vehiculados con la actual difusión de los modos de sufrir por las redes sociales, por la inducción que hace la comunicación por redes sociales y por imágenes de difusión de modos de sentirse mal. Si un adolescente que se siente mal busca vínculos, busca lazos, probablemente, halle en las redes sociales fotos de autolesiones o discursos de autolesiones y, entonces, para pertenecer a la comunidad, que es fundamental para los adolescentes, empiece a tener estas conductas como modo de gestión autosuficiente e individualista de su malestar".
Además, la psiquiatra hace una última reflexión y es que actualmente tendemos a etiquetar las conductas a simple vista. "Muchas veces los padres, o los profesores traen los niños a consulta sin haber hablado antes con él. Hay que acompañarles hay que crear comunidad presencial alrededor de ellos. En esta sociedad de aceleración, tendemos a no estar presentes, a no estar a su lado en el sentido de compartir nuestros pensamientos lo cual promovería que ellos compartieran los suyos y esos espacios de compartir presenciales son cada vez menores. Tanto los padres con los hijos, como los adolescentes se desarrollan mucho por internet, pero esa esa es una comunidad que no promueve la intimidad y solamente en el vínculo de la intimidad es donde podemos mostrar nuestra fragilidad cuando el otro nos muestra la suya", concluye Eva Rivas.
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