Enfermedades neurodegenerativas

Un nuevo mapa molecular se convierte en la esperanza para curar el alzhéimer y el párkinson

Las enfermedades neurodegenerativas son una de las mayores amenazas para la salud pública, pero su diagnóstico temprano es difícil y los tratamientos son limitados.

Mapa molecular

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Para tener más conocimiento sobre ello, se creó el Consorcio Global de Proteómica de la Neurodegeneración (GNPC). En él han participado 23 grupos de investigación de todo el mundo, y está intentando dar sentido a la información obtenida de más de 40.000 muestras de plasma sanguíneo y líquido cefalorraquídeo. Con esta información han podido realizar 250 millones de mediciones de proteínas. Gracias a los datos obtenidos han trazado mapas para comparar a gran escala la abundancia de proteínas en varias enfermedades neurodegenerativas y poder así definirlas y combatirlas.

Importancia de las proteínas

Han demostrado que el alzhéimer, el párkinson y la demencia tienen en común la respuesta inmunitaria y la inflamación. Se ha visto que la proteína ARPC2 tiene un papel fundamental en el alzhéimer. Esta es responsable de mantener la forma y la estructura de las neuronas. Han conseguido aislar las diez proteínas más determinantes para cada dolencia.

En esta primera fase del trabajo, también se han encontrado proteínas que cambian hasta 20 años antes de que aparezcan los primeros síntomas.

Envejecimiento y enfermedad

La investigación ha encontrado conexiones entre el envejecimiento de los órganos y las enfermedades neurodegenerativas. En el caso del alzhéimer o la demencia se descubrió que las personas con cerebros que parecen más viejos de lo que deberían tienen más riesgo de enfermar. En el párkinson también se encontró un vínculo con el envejecimiento muscular.

Se ha desarrollado también una firma de 256 proteínas en el plasma sanguíneo para determinar la gravedad de la demencia con el objetivo de mejorar el diagnóstico de estas enfermedades.

Por su parte, uno de los estudios realizados mostró que la barrera hematoencefálica, que protege al cerebro de sustancias dañinas, se vuelve más permeable con la edad, permitiendo así que pasen más proteínas desde la sangre al cerebro. Esa permeabilidad era mayor en los hombres pero, por el contrario, el riesgo de desarrollar demencia es mayor en las mujeres.

El trabajo del GNPC y estos primeros datos son el principio de una nueva etapa en la investigación de este tipo de enfermedades.

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