Calidad del aire
Los incendios disparan la contaminación del aire y ponen en riesgo la salud
La propagación del fuego en Galicia, Castilla y León y Extremadura ha deteriorado la calidad del aire hasta niveles considerados peligrosos, con partículas muy por encima de lo recomendado por la OMS.

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Los incendios forestales que avanzan sin control en Galicia, Castilla y León y Extremadura no solo dejan miles de hectáreas calcinadas, sino que han provocado un fuerte deterioro en la calidad del aire. La combinación de calor extremo, baja humedad y rachas de viento ha favorecido la formación de densas nubes de humo que han derivado en índices de contaminación catalogados como "peligrosos" para la salud en varias localidades.
El fenómeno no se limita a las áreas directamente afectadas por las llamas. Este lunes, la entrada de calima reforzó la sensación de turbidez atmosférica y el cielo amarillento fue perceptible en buena parte de la península, incluso a cientos de kilómetros de los focos activos.
Niveles críticos en Castilla y León y Extremadura
En Puebla de Sanabria (Zamora), el índice de calidad del aire alcanzó los 183 puntos, con partículas PM2.5 situadas en 67 microgramos por metro cúbico, cuatro veces por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En Palacios del Sil (León) la situación fue más grave: el índice escaló hasta los 281 puntos, con picos de 180 microgramos por metro cúbico en PM2.5 y más de 230 en PM10.
Astorga también sufrió niveles "poco saludables", con un índice de 158 puntos. En Plasencia (Cáceres), el aire llegó a niveles de 157 puntos, motivados igualmente por partículas finas en suspensión. En Ourense, donde el fuego ha castigado con especial intensidad, localidades como O Barco de Valdeorras, Verín o A Guiña encabezan la lista de estaciones con valores más dañinos.
Previsión: ligera mejoría en el norte, riesgo extremo en el sur
La llegada de una vaguada atlántica permitirá un alivio térmico en las próximas jornadas, con lluvias y tormentas en el norte y nordeste peninsular. En Galicia, León y parte de Extremadura la situación atmosférica podría mejorar de forma gradual, favoreciendo a los equipos de extinción. Sin embargo, los meteorólogos advierten de que estas precipitaciones serán irregulares y, en zonas de montaña, podrían venir acompañadas de rayos que originen nuevos focos.
En contraste, el suroeste de la península seguirá en riesgo extremo. Extremadura, el oeste de Andalucía y el sur de Castilla-La Mancha se mantendrán como las áreas con mayor peligro de propagación de incendios, debido a la sequedad acumulada en el terreno.
Riesgo directo para los grupos más vulnerables
Las partículas PM2.5, capaces de penetrar en los pulmones y en el torrente sanguíneo, representan el principal peligro para la salud. Los especialistas recomiendan a la población más sensible, personas con enfermedades respiratorias, ancianos y niños, limitar la exposición al aire libre y evitar actividades físicas intensas en las zonas más afectadas.
La crisis de los incendios ha puesto de relieve, una vez más, cómo la emergencia climática y el abandono de los entornos rurales generan un escenario donde el fuego se propaga con mayor rapidez y agrava problemas de salud pública que se extienden más allá de los territorios arrasados.
¿Cómo afecta?
La mala calidad del aire provocada por los incendios forestales representa un riesgo serio para la salud. El humo contiene partículas finas (PM2.5 y PM10), capaces de penetrar en los pulmones y llegar al torrente sanguíneo, lo que puede agravar enfermedades respiratorias como asma, bronquitis o enfermedad pulmonar obstructiva crónica. También aumenta la probabilidad de infecciones respiratorias en población vulnerable.
La exposición prolongada a estas partículas se asocia a problemas cardiovasculares, como arritmias e incremento de la presión arterial, que pueden derivar en infartos o ictus. En personas mayores, niños, embarazadas y pacientes con patologías previas, los efectos se intensifican, con mayor riesgo de hospitalización.
Además, el humo lleva compuestos químicos irritantes que provocan tos, sequedad ocular, dolor de garganta y fatiga. En episodios de aire muy contaminado se recomienda limitar actividades al aire libre, utilizar mascarillas adecuadas y mantener los espacios interiores lo más aislados posible.
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