Una oda a los franceses

Tras su derrota en Waterloo, el emperador francés fue deportado a una isla británica de Santa Elena, a medio camino entre África y Latinoamérica. Allí vivió durante 6 años, hasta el día de su muerte.

Los dos papeles, escritos en sus últimos días, revelan que el corazón del general seguía con los franceses. En ellos expresa su deseo de ser enterrado a orillas del río Sena, entre sus compatriotas a los que, como está escrito, "él amaba tanto".

Este testamento también recoge el legado de las posesiones de Bonaparte a pesar de que la mayoría de su fortuna permanecería en Francia. Los últimos deseos del emperador caído fueron respetados y la tumba de Napoleón se encuentra en París, bajo la cúpula dorada del monumento de los Invalidos.