Los ministros de exteriores de Estados Unidos y de Rusia, John Kerry y Serguei Lavrov, están reunidos en Londres para tratar de acercar posturas. Las primeras filtraciones indican que no habrían llegado a un acuerdo.
Moscú insiste en que su presencia en Crimea respeta la legalidad internacional y en que el nuevo Gobierno de Ucrania es ilegítimo. Por otra parte, Washington y la Unión Europea amenazan con sanciones que pueden perjudicar gravemente los intereses rusos.
Así, el Gobierno ruso insiste en que se reserva su derecho a intervenir si cualquiera de sus ciudadanos se siente amenazado. Muestra músculo con camiones, tanques o lanzagranadas, mientras sus diplomáticos repiten que no quieren la guerra en Kiev.
Las maniobras se han intensificado
Las palabras de su representante ante el consejo de seguridad de la ONU contrastan con los gestos, ya que las maniobras se han intensificado en todo el territorio ruso. Y es que en las últimas horas han comenzado los mayores ejercicios de defensa aérea en el Pacífico. Y También enseña los dientes en el Meditérraneo.
Desde Moscú, las autoridades advierten de que podrían intervenir en Ucrania para defender a los pro rusos si se vieran amenazados. Y en medio de esta tensión, este domingo se celebra el referéndum para la anexión de Crimea a Rusia. Putin lo da por ganado.
Con sólo firmar un tratado, la región entraría en la federación rusa y recibiría más de 700 millones de euros. El líder ruso, que ha visto crecer su popularidad hasta el 70 %, sólo estudia con su consejo de seguridad cómo serán a partir del próximo lunes las relaciones con Europa y Estados Unidos.
La Casa Blanca, que no va a reconocer el resultado, también ha mostrado fuerza militar en apoyo a Ucrania. Ha enviado aviones de combate a sus bases de Polonia y pididó ayuda a la OTAN porque cree que su territorio podría verse amenazado.
La Alianza atlántica realiza vuelos de reconocimiento y ha lanzado sus maniobras programadas en Noruega no lejos de la frontera rusa.