Los expertos aseguran que si se quisiera, todas las misiones aéreas militares podrían llevarse a cabo ya con aviones no tripulados. Los hay desde los que miden 10 centímetros, hasta los enormes y temibles Predator norteamericanos que actuarán en Libia. Y es que, además de poder realizar misiones de exploración, son capaces de atacar objetivos en tierra con misiles.
El uso más común de los aviones no tripulados es para largas misiones de reconocimento. Pero también se usan para peligrosos vuelos en los que avión militar convencinal correría serios riesgos, lo que puede suponer la pérdida de aeronaves que cuestan millones de euros, y de vidas humanas.
Los UAV, como se les conoce también, se pilotan cómodamente desde una base móvil situada en tierra incluso a cientos de kilómetros. Otra forma de dirigirlos es introducíendo en su memoria planes de vuelo programados. El piloto ve a través de las cámaras del aparato y cuando se cansa se releva con otro compañero.
España cuenta con dos tipos de aviones no tripulados a los que también se llama aviones espía. Los Raven tienen un alcance de 10 kilómetros y pueden ver tanto de día como de noche. Su hermano mayor es el Searcher, que puede volar durante 15 horas hasta una distancia de 350 kilómetros.
Su eficacia se ha probado de sobra en Afganistán. Van por delante de los convoyes militares para explorar rutas peligrosas. Y se les usa para localizar y neutralizar a insurgentes que atacan posiciones españolas.