Utensilios para practicar la ablación

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DÍA MUNDIAL CONTRA LA MUTILACIÓN GENITAL

Cada día ocho mil mujeres y niñas son víctimas de la ablación en el mundo

Cada año cerca de tres millones de niñas y mujeres son víctimas de la ablación genital en el mundo, es decir, ocho mil por día, y la mayoría de estas mutilaciones, que conllevan graves riesgos para la salud, se practican durante la infancia, entre los cuatro y los catorce años.

Son cifras elaboradas por organizaciones no gubernamentales, que con motivo de la celebración este domingo, 6 de febrero, del Día Mundial Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina, vuelven a poner de manifiesto la violación de los derechos fundamentales que supone esta práctica.

La ablación femenina comprende todos los procedimientos quirúrgicos que consisten en la extirpación total o parcial de los genitales externos u otras intervenciones practicadas en los órganos genitales femeninos por motivos culturales o no terapéuticos.

UNICEF estima que 70 millones de niñas y mujeres han sido sometidas a la ablación en África. En los últimos años esta práctica ha aumentado en Europa, Australia, Canadá y Estados Unidos, a consecuencia de los inmigrantes procedentes de África y Asia. Según los datos de Red Activas, una plataforma formada por 12 ONG, en Europa hay 180.000 mujeres en riesgo de ser mutiladas y en España hay más de 10.000.

Aunque por lo general se practica cuando las niñas tienen entre 4 y 14 años, hay países como Mali y Eritrea donde se hace incluso a niñas menores de un año. Los motivos son varios y todos ellos son erróneos. Tal y como explica UNICEF, la ablación se practica como forma de mitigar la sexualidad femenina, también porque se cree que los genitales son sucios y antiestéticos, y porque simboliza el rito de iniciación de las niñas en la edad adulta. Además, se piensa que la mutilación genital es un precepto religioso.

Lo cierto es que la ablación causa daños irreparables y puede causar la muerte, así como el contagio de SIDA y hepatitis, infecciones agudas y septicemia, entre otras enfermedades. A largo plazo es causa de infertilidad, infecciones crónicas, relaciones sexuales dolorosas y puede conllevar complicaciones durante el embarazo y el parto, tanto para las mujeres como para los recién nacidos.

 

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