Intoxicación
Un bebé de 18 meses sufre un paro cardiaco y pierde media lengua tras beber limpiador de desagües pensando que era leche
El pequeño, de 18 meses y vecino de Birmingham, ha perdido la mitad de la lengua y no puede comer, beber ni hablar mientras su familia busca una operación en el extranjero.

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Un accidente doméstico ha dejado en una situación crítica a Sam Anwar Alshameri, un niño de 18 meses que ingirió por error un limpiador de desagües en la vivienda familiar de Birmingham el pasado mes de mayo.
El producto le provocó quemaduras internas muy graves en la boca, la lengua y las vías respiratorias y le causó un paro cardiaco cuando ya estaba en el hospital, según ha relatado su padre, Nadeen Alshameri. Sam ha perdido la mitad de la lengua, pasó dos meses en cuidados intensivos y, a día de hoy, no puede comer, beber ni hablar.
Un accidente doméstico en cuestión de segundos
El padre explica que el incidente se produjo mientras su esposa limpiaba el cuarto de baño y sus cuatro hijos, de siete, tres, un año y ocho meses, permanecían en el salón. Ella había dejado el bote del producto en el suelo, junto al fregadero y la bañera, y el pequeño se acercó sin que lo advirtiera. "Ella no lo vio detrás de ella", cuenta el padre, que asegura que el niño confundió el envase con un biberón: "Él pensó que la botella era leche. Para cuando supimos lo que había pasado, ya le estaba quemando".
El contacto con el limpiador le causó quemaduras internas de inmediato. La familia lo trasladó de urgencia al Birmingham Women’s and Children’s Hospital, donde el niño sufrió un paro cardiaco en el área de urgencias. "Cuando fuimos al hospital le estaba quemando la vía aérea y la boca, ahora no puede decir ni una palabra", relata el padre.
Según explica, los médicos le dijeron que no se habían enfrentado antes a un caso similar: "Me dijeron que nunca lo habían visto antes. Tuvieron que buscar al mejor médico porque era la primera vez que esto ocurría".
El corazón del niño dejó de latir durante casi tres minutos hasta que el equipo sanitario consiguió reanimarlo. "No puedo olvidar nunca ese momento", admite. Un médico de cabecera le llegó a decir que "era uno entre un millón" que hubiera sobrevivido.
Secuelas graves y búsqueda de tratamiento fuera del país
El daño en la boca y la lengua ha sido tan severo que los médicos retiraron la sonda de alimentación de la nariz e implantaron una sonda permanente directamente en el estómago. Sus labios casi se han cerrado y solo queda una abertura mínima, insuficiente para tragar alimentos o líquidos. "No pueden ver dentro de su boca", explica el padre. "No saben qué está pasando porque cada médico me dice algo diferente".
Sam ha salido ya del hospital y recibe cuidados en casa, mientras permanece en lista de espera para una cirugía reconstructiva urgente sin fecha concreta. "El NHS me dijo que estamos en buenas manos, pero no está pasando nada", lamenta. "Dijeron que podría ser la semana que viene, el mes que viene y yo simplemente no lo sé. No puedo esperar más. Mi hijo está enfermo".
Alshameri asegura que ha recibido opiniones contradictorias: algunos profesionales le han hablado de una posible operación, otros consideran que es pronto y otros reconocen que no han tratado nunca un caso similar. Ante esta situación, el padre estudia llevar a su hijo a especialistas de Alemania o Turquía y ha abierto una campaña de recaudación de fondos para costear una intervención y la medicación.
"Con el alquiler, la comida, todo, mi mujer y yo estamos simplemente sobreviviendo", explica. "No puedo ahorrar lo suficiente para una cirugía en el extranjero. Necesito ayuda. Estoy muy preocupado por mi hijo. Es mi bebé. Solo quiero que esté bien".
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