Cuenta su madre que Rafael Correa soñaba con la presidencia desde pequeño. Es en 2006, cuando en apenas 24 meses, pasa de profesor universitario a ocupar el sillón presidencial de Ecuador.

Le avalan su sólida formación como economista en Bélgica y Estados Unidos, su atractivo y su capacidad como comunicador. Por ejemplo, chapurrear Quechua, le granjeó las simpatías de las comunidades indígenas.

Pero su lucha contra los problemas del país no ha cosechado demasiados frutos. Sus detractores, el más feroz de ellos, su hermano Fabricio, le acusan de populista. Y es que si en algo destaca Correa es como alumno aventajado de Hugo Chávez al que ha imitado en nacionalizaciones y en sus tormentosas relaciones con Estados Unidos y sus aliados.

En 2010, la tensión es máxima cuando Colombia se adentra en Ecuador para acabar con la cúpula de las FARC. En casa, la hostilidad es máxima con policías y militares desde que les recortó sus salarios hace 2 años. En el episodio más grave de su carrera, los agentes le retuvieron 10 horas por la fuerza en un acto que Correa calificó de "golpe de estado".

Otra batalla, es la que Correa mantiene con los medios de comunicación críticos. Aunque los tribunales le han acabado dando la razón en su último litigio con el periódico 'El Universo', su actitud intervencionista ha alarmado a la comunidad internacional.