Cero energético

¿Qué es un cero energético y por qué puede dejar sin luz a un país entero?

Este tipo de apagón generalizado provoca el colapso total del sistema eléctrico y obliga a reiniciar la red desde cero.

A3 Noticias Fin de Semana (07-06-25) La investigación europea sobre el apagón eléctrico pone el foco en los mecanismos de defensa del sistema

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En las últimas semanas, distintos episodios de desconexión masiva han evidenciado los riesgos del sistema eléctrico en España. Uno de ellos, ocurrido el 10 de junio en la isla de La Palma, ha puesto sobre la mesa un concepto técnico que, hasta hace poco, era desconocido para gran parte de la ciudadanía: el cero energético. Este término define la interrupción total y súbita del suministro eléctrico, sin zonas exentas, con impacto directo sobre la vida cotidiana y la economía de una región.

Cómo se produce un cero energético

A diferencia de los cortes parciales o localizados, el cero energético implica la caída simultánea de toda la red de distribución. Generalmente, el origen está en una pérdida abrupta de frecuencia o tensión que activa mecanismos de seguridad automáticos. Estos desconectan centrales generadoras y líneas de transporte para proteger la infraestructura, pero también dejan sin servicio a todo el sistema afectado.

El restablecimiento no es inmediato. Para recuperar el flujo eléctrico se recurre al arranque en negro, una técnica que consiste en activar, de forma secuencial, instalaciones capaces de operar sin necesidad de estar conectadas previamente a la red. El proceso puede extenderse durante horas e incluso días, dependiendo de la magnitud del apagón.

El apagón histórico del 28 de abril en la península

Uno de los incidentes más relevantes se produjo el 28 de abril de 2025, cuando a las 12:33 horas una caída de 15 GW de potencia afectó a España, Portugal, Andorra y parte del sur de Francia. Fue el mayor colapso eléctrico reciente en la región. Las centrales de Granada, Badajoz y Sevilla experimentaron fallos técnicos casi simultáneos. Francia, por seguridad, aisló su red.

La restauración del servicio no se completó hasta la madrugada del día siguiente. Cerca del 99% de la demanda quedó recuperada a las 06:00 horas del 29 de abril. El evento obligó a revisar con urgencia los protocolos de respuesta ante emergencias eléctricas de gran escala.

El caso de La Palma

En el caso más reciente, ocurrido el 10 de junio, la isla de La Palma se quedó completamente sin suministro eléctrico a las 17:32 horas. El fallo partió de la desconexión automática de una turbina en la central de Los Guinchos. Más de 50.000 usuarios se vieron afectados.

Aunque en este caso el sistema se recuperó en unas tres horas, se trata del cuarto apagón registrado en menos de un mes en el archipiélago, lo que evidencia la antigüedad de su red. El Cabildo insular ha exigido a Endesa medidas inmediatas para modernizar los equipos y prevenir futuras incidencias.

Los efectos de un cero energético van más allá de la pérdida de luz. Se paralizan transportes, caen las comunicaciones, se interrumpen servicios médicos y se alteran las cadenas de suministro. En el ámbito doméstico, desaparecen servicios básicos como la refrigeración o la calefacción. En el plano empresarial, la desconexión implica pérdidas económicas directas, daños en maquinaria y afectación a procesos de producción.

En paralelo, el coste de estos eventos también se refleja en la factura eléctrica. Aunque el precio medio de la electricidad está en niveles bajos gracias a las renovables, la necesidad de reforzar el sistema ha generado un encarecimiento de los costes estructurales.

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