Joaquín Sabina

Joaquín Sabina: "Ni yo mismo sé si va a ser mi última gira"

Joaquín Sabina presenta junto a Leiva y el director Fernando León de Aranoa un documental sobre sus últimos 13 años donde habla de su retirada, su salud y la política.

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Joaquín Sabina ha presentado hoy, junto a al cantautor madrileño Leiva y el director de cine Fernando León de Aranoa, un documental sobre sus últimos 13 años. 'Sintiéndolo mucho' habla del poeta de Úbeda, de su vida, vicios y virtudes, un retrato "sin bombín", hecho a muy pocos centímetros de su piel".

El documental podrá verse en 192 salas de cine a partir de este jueves. Sabina comienza una etapa de efervescencia a sus 73 años con una gira por Latinoamérica y España que lleva por título 'Contra todo pronóstico'.

¿Cuándo se retirará de los escenarios?

Hace más de diez años que el público de Joaquín Sabina se plantea en cada uno de sus conciertos si será la última vez que le verán encima de un escenario. El ubetense no parece preocupado por algo que, a buen seguro, tiene su efecto positivo en taquilla.

Los sustos de salud que él mismo bautizó como "Marichalazo" (un ictus que padeció y que le alejó de las drogas) , "Pastorazo"(un ataque de pánico que le llevó a interrumpir uno de sus conciertos), y una caída en el Wizink Center que le llevó directo al hospital, han aumentado las dudas sobre su posible retirada o, incluso, han alimentado los rumores sobre su estado de salud.

"Ni yo mismo sé si será mi última gira"

El título de su próxima gira sigue jugando con esa idea del artista llegando a su fin: "Contra todo pronóstico". "Ni yo mismo sé si será mi última gira", ha reconocido. Joaquín es de los que siempre se toman la penúltima.

Un documental sobre su gira

Pero hoy se trataba de mirar al pasado, más que al futuro, porque se estrena el documental sobre su vida en los últimos 13 años. Sabina ha entrado en el photocall acompañado por su "mejor amigo" Leiva y por la persona que ha sido su sombra durante los últimos 13 años, Fernando León de Aranoa: "Nunca había hecho un trío", ha reconocido Sabina entre sus habituales risas.

Su mujer, "Jime", era testigo del momento junto a decenas de camarógrafos y fotógrafos en una sala abarrotada de un céntrico hotel que habría sido señalada como imprudente de haberse celebrado cuando las mascarillas eran obligatorias. Esa época en la que el artista reconoce que cayó en un pozo creativo hasta que, por un lado Leiva con sus propuestas de canciones, y por otro, Fernando León cerrando definitivamente el documental que llevaba 13 años rodando, le sirvieron como revulsivo para volver a crear. "El documental de Fernando me ha puesto las pilas para escribir y cantar", dice el propio Joaquín.

Sintiéndolo mucho es, más que una disculpa, la manera en la que Joaquín ha hecho todo en su vida: con puro sentimiento. En el documental se muestran retales de la vida del "flaco", cuyo orden parece fruto del azar en un principio, pero al que le empezamos a entender una suerte de orden lógico a medida que avanza el film.

Muestra al Sabina sin bombín, al que disfruta componiendo con amigos y unas copas, al que se muestra vulnerable en los momentos previos a los conciertos, y al más sentimental, como el que llora leyendo unos versos de su padre en el teatro de su tierra natal, Úbeda, de la que siempre quiso escapar y a la que le costó volver. También nos enseña al Sabina que enmudeció al Wizink Center y no con una de sus canciones, sino tras caer al foso y dejar preocupados a todos, incluido el director de este documental.

En el documental de Aranoa se ven las contradicciones del rojo con tintes liberales, el ateo semanasantero y al amante de los animales enamorado de los toros. Y todo envuelto en el humo de un tabaco que Joaquín parece no haber abandonado durante, al menos, lo rodado en los últimos 13 años.

Detrás de cada una de sus reflexiones hay una calada o una broma. La risa es lo único que parece estar al mismo nivel que la poesía, pues a toda frase con un atisbo de solemnidad le acompaña la carcajada contagiosa.

El borracho, putero y nocturno ya está muerto

Joaquín deja claro que el borracho, putero y nocturno ya está muerto. Su caricatura ya no se parece en nada a la realidad, sostiene y no habría llegado a los 50 encima de un escenario. Sobre política, sostiene que está enfadado con el siglo XXI por los Putin, Trump y la degradación del lenguaje en redes sociales.

También que ya no es tan de izquierdas. "Ahora no lo soy tanto porque tengo ojos y oídos, ha recalcado", en clara referencia a "la revolución fracasada del comunismo" y "la deriva latinoamericana".

No obstante, Joaquín celebra la victoria de Lula sobre Bolsonaro en Brasil y "las únicas revoluciones que avanzan en el siglo XXI, la del feminismo y la lucha LGTBI".

Él, hoy y siempre, Maestro de la Contradicción.

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