Entramos en el taller de Anna Jessen, una
cirujana de libros antiguos. En su estudio, suena Beethoven, y sus manos
aplican los mejores tratamientos contra el paso del tiempo a obras centenarias.
Precisión,
paciencia y un material de primera calidad para combatir a insectos, roedores y humedades; los enemigos
del papel. Es su vocación y su profesión, desde hace 35 años.
Entre sus pacientes figuran más de 400 libros
de la biblioteca de San Millán de la Cogolla, cuna del castellano en la Rioja.
Ha conseguido cerca de 500.000 euros entre
fundaciones y administraciones para conservar lo que se escribió hace cientos
de años, y no teme a la era digital porque, según dice, a la gente que lee le
gusta mucho más coger un libro que una tableta.
El libro no necesita actualizar
el sistema operativo, pero puede ser eterno si
lo mantenemos vivo.