Jiménez Fortes

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FERIA DE ABRIL 2016 | 4 DE ABRIL

La firmeza de Jiménez Fortes sobresale en una tarde espesa y pasada por agua

La valiente firmeza del diestro malagueño Jiménez Fortes sobresalió hoy en Sevilla de entre la espesa lidia de una desrazada corrida de la divisa de Tornay, que se desarrolló además bajo un aguacero que restó público a los tendidos.

Más que de Feria de Abril, la tarde de toros en Sevilla fue propia de un invierno en La Coruña, con un aguacero permanente que no sólo restó público a los tendidos, sino que envolvió la corrida en un ambiente tan espeso como la propia lidia de los desrazados toros de los hermanos Tornay.

Sin calor ni color, como si en vez de en la luminosa Maestranza la corrida se celebrara en Times Square un día de niebla, era difícil meter al aterido y mojado público en unas faenas que, dado el defensivo juego de los toros, requirieron un añadido de valor y también la aplicación de unos sólidos recursos técnicos.

Fue precisamente por esa vía por la que sobresalió la actuación del malagueño Jiménez Fortes ante dos de los ejemplares de mayores complicaciones del encierro, un segundo sin clase ni ritmo que no paró de soltar gañafones a su muleta y un quinto que, a base de reservarse y dolerse, fue desarrollando un creciente peligro.

Con ambos empleó Fortes la misma fórmula para resolver la papeleta: una férrea firmeza de plantas y una gran determinación. Y sobre esa base consiguió robarle finalmente muletazos templados y limpios al áspero e imponerse al reservón, que nunca logró amedrentarle a pesar de sus amenazantes y sorpresivas coladas.

Con todo, en una tarde de ambiente tan gris, todo ese valor apenas tuvo eco en unos tendidos tan fríos que no llegaron a premiar ese sincero alarde de valor más que con una rácana ovación.

Y es que la corrida ya arrancó bajo una fuerte lluvia -la que caía en Sevilla desde la madrugada- pero que no fue óbice para que la terna decidiera echar para adelante el paseíllo.

Y, como muestra de sus deseos de aprovechar la oportunidad fueran cuales fueran las circunstancias, Esaú Fernández ya se fue a recibir al primero de la tarde a la puerta de chiqueros con una larga cambiada de rodillas.

A pesar de que no se empleó mucho, ese toro sacó cierta nobleza y ductilidad, pero siempre y cuando no se le obligara a un gran esfuerzo para seguir la muleta. No llegó a apreciarlo así el diestro sevillano, quien luego no pudo pasar de voluntarioso ante los numerosos tornillazos que soltaba el cuarto.

El otro toro más que manejable de la corrida fue el tercero, precisamente el más bajo y terciado y que, tal vez por eso, descolgó con mucha más entrega sus embestidas desde que salió al albero.

Antes de que se desfondara, porque también duró poco, la buena condición del animal requería un trato más sutil que el que le dio el también local Borja Jiménez, quien, ya a tarde vencida y gélida, se alargó de más buscando un lucimiento imposible ante un sexto mostrencón y vacío de raza.

FICHA DEL FESTEJO:

Seis toros de Hermanos Tornay, muy dispares de volúmenes, cuajo y hechuras, aunque todos aparatosamente armados. En conjunto, corrida baja de raza y a la defensiva, alguno con genio y aspereza. El primero y el tercero resultaron los más manejables.

Esaú Fernández: Ovación y silencio.

Jiménez Fortes: Silencio y ovación.

Borja Jiménez: Silencio y silencio tras aviso.

Tercera corrida de abono de la feria de Abril de Sevilla. Un cuarto de entrada en tarde fría y lluviosa.

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