Vidas alternativas

Jóvenes que lo dejan todo por el circo: "Muchos me dijeron: 'Estás loco'"

Hoy en día no es para nada habitual encontrar a nadie que decida dejar todo atrás por una profesión que requiere de un sacrificio mayúsculo. Brandan y Fátima cuentan su historia en el apasionante mundo del circo.

Jóvenes en el circo

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Brandan tiene 24 años y es cómico, pero no un cómico como hoy en día puede imaginarse, de teatro o plató de televisión. Es artista de circo. El joven relata lo difícil que resultó, con veinte años, compartir con su padre su decisión, guardia civil, que renunciaba a otra forma de vida para cumplir sus sueños: "Para las personas que no son del mundo del circo, en España está mal visto".

Comparte esta vida con su pareja, Fátima, de 25 años. Se conocieron precisamente bajo la carpa, ella asistió de público y quedó enganchada: "Ese día hice bien mi trabajo por lo que se ve. Se olvidó de sus problemas. Conectó con el circo, conectó conmigo y empezamos a conocernos", expresa irónicamente Brandan.

Ella también dejó todo atrás, incluido su trabajo. Hoy se dedica completamente al 'alambrismo', que es como se conoce en el mundo del circo a los ejercicios de equilibrismo, entre otros en la cuerda floja. Las imágenes de sus entrenamientos, que terminaba llena de moratones, sorprenden por su dureza: "Era un sufrimiento constante".

Una vida de nómada

"Muchos me dijeron: 'Estás loco'"

Brandan, cómico de circo

El joven es plenamente consciente del modo de vida que ha elegido, pero parce dispuesto a pagar cualquier precio. Las dificultades que presenta la profesión que ha escogido no son las de la mayoría de trabajadores: "Te tiene que gustar. Viajas mucho, estás lejos de la familia, trabajas mucho, hay pocos días libres. Pero si te gusta, es lo mejor del mundo".

Considera "lo mejor del mundo" estar en una constante gira. El viaje de los artistas circenses pocas veces se detiene. Visitar lugares desconocidos y conocer permanentemente a gente nueva supone una ilusión "genial" para Brandan: "Al final nuestra casa es el circo".

Adite el joven creador de ilusión que no todo es de color de rosa y se le nota afectado cuando habal de "lo malo". La distancia en el tiempo y la distancia de sus seres queridos no pasa en valde. Tampoco el cansancio: "A veces quieres estar más de dos semanas en un sitio y no puedes"

Lucha contra los elementos y los prejuicios

"Trabajamos los días que la gente normal descansa: fin de semana, festivos, Navidad…", decía el cómico, que aseguraba que el principal objetivo por el que se desviven sus compañeros y él es el de darle al público un espectáculo a la altura: "Hay que tener una gestión emocional bastante grande para dejar a los problemas al lado".

Brandan explica que a esas dificultades que enumeraba se le sumaban las ideas preconcebidas tan arraigadas en buena parte de la sociedad: "Con la gente, con el tema de los animales, con el tema de los payasos... La gente tiene una idea muy equivocada, muy antigua del circo (...) Ahora hemos metido más la emoción, las historias ".

"La gente piensa que no, pero cobramos bien"

El consciente que la época de esplendor del circo es algo del pasado, sin embargo es testigo del actual repunte en la afluencia de público. De hecho Brandan destaca que 'su mundo' es más que rentable, y no sólo en lo emocional: "La gente piensa que no, pero cobramos bien. Sé de gente que cobra 100 euros el día, como sé gente que cobra 700 el día, trabajando cinco días a la semana".

Afirma no estar preocupado en absoluto por su futuro y confiesa lo siguiente: "Me preocupa no disfrutar el presente".

Fátima por su parte lo tiene muy claro, está en el circo para hacer carrera: "Si algún día brandan y yo lo dejáramos, yo seguiría en el circo".

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