El martes de la semana pasada desapareció Corey Brown, un niño de 13 años, en Marshalltown (en Iowa, en Estados Unidos) tras enfadarse con sus padres porque le habían quitado el móvil tras una "discusión disciplinaria", aunque algo "normal" para su edad. Sin embargo, tras casi una semana de búsqueda Corey fue encontrado muerto el pasado domingo por la mañana en un área aislada en el lado oeste de Marshalltown, según ha comunicado el jefe de Policía de Marshalltown Mike Tupper en un comunicado.
Los padres de Corey denunciaron su desaparición el miércoles por la mañana cuando se despertaron y descubrieron que no estaba en su habitación. Las grabaciones de seguridad mostraron que salió de la casa alrededor de las 11 pm del martes durante un aviso meteorológico de temporal y no llevaba el teléfono móvil con él.
Desde su desaparición, la comunidad de Marshalltown se había unido para ayudar a encontrarlo y apoyar a su familia mientras las autoridades registraban la ciudad con el peligro de las gélidas temperaturas. Además, los padres protagonizaron una rueda de prensa suplicándole que volviera a casa. En cualquier caso, no hay pruebas de que la muerte del adolescente esté relacionada con ninguna actividad criminal, aunque no se ha hecho pública la causa de la muerte.
Según su familia, Corey era estudiante de octavo grado en la Escuela Secundaria Miller y era conocido como un niño brillante, amable y amigable. Corrió por todo el país, se ofreció como voluntario en su iglesia y llevó una sonrisa en casi todos los lugares a los que fue.
