"No puedo evitar rememorar una parte de mi pasado que, afortunadamente, mi cerebro tiene olvidado la mayor parte del tiempo. Durante años me sentí tremendamente culpable".
Muchas mujeres nunca han contado que han sido violadas y sus nombres e historias permanecen en el anonimato. Una de ellas, madre ahora de una adolescente, fue violada cuando tenía 21 años. De manera anónima escribió una carta a un diario nacional en la que pedía que nadie silenciara un abuso nunca más.
Explica que su historia le recuerda a la de la joven de La Manada. "Una noche estaba bebida, sola, y pasé por delante de un bar donde me encontré con un chico que conocía. Me preparó un cóctel y después me invitó a un chupito... Tras ello no recuerdo apenas nada de lo que me pasó. Cuando abrí los ojos, me sentía mareada, y vi que estaba en una habitación con él encima, moviéndose. Quise vomitar y seguidamente me puse a llorar. Sólo deseaba que terminara conmigo y me puse a rezar por dentro para volver a mi casa".
Entonces tenía 21 años y nunca había estado con un hombre: "Durante mucho tiempo me sentí culpable porque salí sola, porque quizá no me tuve que tomar ese chupito, porque quizá tenía que haberme vestido de otro modo...".
Acudió al médico para que la examinaran y, pese a que ella no quería denunciar, la doctora que la atendió remitió un parte al juzgado de guardia. Recuerda que sólo quería "pasar página" y olvidarse de todo. "Quería seguir con mi vida y que nadie se enterara. Me sentía avergonzada. Fui una cobarde", lamenta.
Sobre la joven madrileña víctima de La Manada sólo tiene buenas palabras: "Me ha parecido, no valiente, sino heroína. No es lo mismo enfrentarte a un agresor que a cinco. Es un fenómeno esa chica".