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años más tarde de ser condenado

Sinaí Giménez, el Obama gallego, ingresa en prisión por amenazas contra el clan de los zamoranos

Los comerciantes de mercadillos de la provincia de Pontevedra respiran hoy más tranquilos tras el ingreso de Sinaí Giménez en prisión más de dos años después de ser condenado. El conocido como 'rey de los gitanos' fue condenado por amenazas contra otro clan gitano, pero todavía

El jefe de los morones y conocido como 'rey de los gitanos', Sinaí Giménez, ha entrado la noche de este viernes en la prisión de Pereiro de Aguiar (Ourense) para cumplir la condena impuesta por el Juzgado de lo Penal 3 de Vigo por amenazas contra otro clan gitano, el de los zamoranos, en el mercadillo de Redondela en noviembre de 2015.

Ambos grupos están enfrentados por el control de los mercadillos de la provincia de Pontevedra. Una rivalidad que viene de lejos y que a lo largo de los años ha copado la actualidad de la zona por enfrentamientos, amenazas de muerte, reyertas y entradas y salidas de los juzgados.

La sentencia, de dos años y nueve meses e cárcel, fue dictada hace más de un año, pero los recursos habían frenado hasta ahora la ejecución de la pena. El Gobierno le denegó el indulto y la magistrada del Penal 3 de Vigo considera agotada la vía judicial.

La jueza había ordenado el miércoles que si no entraba voluntariamente en un centro penitenciario en el plazo de 48 horas se ordenaría su búsqueda y detención para entrar en prisión.

Sinaí tiene todavía varias causas pendientes con la Justicia por organización criminal y por presunta extorsión en los mercadillos de la provincia de Pontevedra.

Campechano y locuaz, Sinaí Giménez, de 37 años, llegó a presentarse a la alcaldía de Vigo en el año 2015 autoproclamándose el Obama gallego.

Ahora entra en la cárcel por un suceso que tuvo lugar ese mismo año en el mercadillo de Redondela, pero el hecho más grave sucedió en el de Cangas de Morrazo en octubre de 2016. Allí se generó una macropelea brutal a palos entre los dos clanes que acabó con seis heridos.

Al parecer, los zamoranos se negaron a pagar la presunta mordida impuesta por los morones en su afán por controlar los mercadillos de la zona.

La estampa hoy es muy diferente. En el mercadillo de Moaña los comerciantes respiraban tranquilidad: "Sosiego. Todo el mundo está legalmente".

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