El sector servicios se tendrá que reinventar para asegurarse el turismo en vacaciones pese al coronavirus

Nuestras vacaciones dejarán de ser como antes debido al coronavirus. Habrá que pensar en veranear, pero manteniendo la distancia física de dos metros y quién sabe si será obligatorio el uso de mascarillas. En muchos países ya están buscando soluciones para tomar el sol, comer en un restaurante o disfrutar de una terraza protegidos ante el virus. Será un verano a distancia y con barreras. Como algunos restaurante de Ámsterdam que ya propone cabinas para poder cenar cerca de los canales de la ciudad. Cambiará nuestra forma de desayunar en Madrid o tomar un café en Roma debido al coronavirus. Y lugares como Santorini, en Grecia, ya protegen las hamacas en sus playas. Charlie Chamine, propietario de Demilmar, señala que "esto no nos gusta pero sí de esto depende la seguridad de la personas". dentro, poca brisa marina pero más distancia. Hay que vender un destino seguro. Garantías, eso buscan los turistas también a la hora de comer. Y si es necesario se coloca un panda de peluche entre comensal y comensal como en un restaurante de Tailandia para obligar a cumplir las distancias por el coronavirus. La imaginación no puede faltar, como en una terraza de Alemania solo podrá tomar un café sí usa uno de estos sombreros tocados con churros de piscina. Y tocará estar atentos a las señales porque este verano habrá muchas en museos, monumentos, parques o aeropuertos como el de Dubái. Precinto de asientos para marcar distancias, controles, casco incluido y zonas límites, se repetirán en los aeródromos del todo el mundo.

Los expertos recomiendan prudencia y paciencia, porque no será un verano fácil por el coronavirus, aunque estemos de vacaciones.