Galicia

Juicio al asesino de Elisa Abruñedo: así lograron localizarle 10 años después del crimen

Roger Serafín violó y asesinó brutalmente a Elisa Abruñedo en Cabanas, A Coruña, en 2013. Un gen encontrado en los restos de ADN que había en el cuerpo de la víctima permitieron dar con un dato que resultó clave: era pelirrojo.

Juicio al asesino de Elisa Abruñedo

Publicidad

El conocido como crimen de Cabanas conmocionó a esta pequeña localidad coruñesa y a toda Galicia en el año 2013. Una mujer de 46 años, gerocultora, casada, madre de dos hijos de 18 y 23 años, salió a dar un paseo por una pista forestal en el entorno de su casa y acabó siendo violada y brutalmente asesinada. Su cuerpo fue encontrado entre la maleza horas después. Su asesino la había dejado allí tirada en una escena dantesca en la que ni siquiera se preocupó de borrar sus huellas. Fue un vecino el que la encontró en la gran batida que se realizó para dar con ella. Sus propios hijos recorrieron el monte tratando de encontrar a su madre.

Los investigadores encontraron en el cuerpo de Elisa restos de ADN de su asesino, muestras de semen y saliva que podían determinar sin ninguna duda quién había cometido aquella barbarie. El problema es que al cotejar esos datos no se encontró ninguna coincidencia en los registros, es decir, no estaban fichados. Digamos que las muestras podían hablar por sí solas pero no había manera de entenderlas.

La clave para dar con el asesino: era pelirrojo

Los investigadores no se rindieron. Ni mucho menos. Comenzó entonces una ardua labor de búsqueda en la que tiraron de un dato clave que revelaron las pruebas de ADN: el asesino era portador del gen MC1R receptor de la melanocortina. En otras palabras: el asesino era pelirrojo.

Con esta información, los investigadores recurrieron al Archivo Histórico Diocesano de Mondoñedo, en Lugo. Allí les esperaban miles y miles de partidas de nacimiento, matrimonio y defunción que se remontan casi cinco siglos atrás. No es difícil imaginar el volumen de información que se tuvo que manejar, y todo ello con el tiempo en contra. No olvidemos que los crímenes también prescriben, en este caso a los 20 años, revisar miles de documentos podría parecer una locura pero no estaban dispuestos para dejar de intentarlo. Tanto es así que finalmente este equipo acabó necesitando 10 años para detener al responsable, en un claro ejemplo de que: “el que la sigue la consigue”.

Un archivo de más de 10.000 libros

Los agentes rebuscaban entre 10.000 libros del archivo tratando de determinar bien las sagas familiares que les permitiesen acotar la zona en la que podría residir el responsable. Al final afinaron la búsqueda lo suficiente como para situarse al norte de Ferrol y el paso final fue una convocatoria general a la ciudadanía.

Se hizo un llamamiento para que los vecinos se presentaran voluntariamente a una toma de muestras de ADN y, como se dice vulgarmente, sonó la flauta. Un pariente lejano accedió a dejar su ADN y ahí estaba la ciencia para conseguir la estocada final.

A partir de ese nexo genético tocó apuntalar el resto de las pruebas. Se comprobó que coincidía el coche, el hecho de que se trataba de un cazador, el arma utilizada. Todo encajaba. Los investigadores acabaron deteniendo a Roger Serafín en 2023, diez años después de la violación y asesinato de Elisa.

Un asesino que durante 10 años llevaba una vida normal

Su asesino salió esposado de la empresa en la que trabajaba para Navantia, en Ferrol. Un hombre que durante 10 años había llevado una vida totalmente normal tras haber cometido uno de los crímenes más terribles que se recuerdan en la zona. En su primera noche en el calabozo confesó los hechos.

Los hijos de Elisa, que tenían en el momento de su muerte 18 y 23 años, no descansaron ni un momento hasta que se esclarecieron los hechos y, probablemente no vuelvan a hacerlo en sus vidas. Aunque si algo puede ayudar a cerrar un capítulo tan doloroso como este puede ser, sin duda, que se haga justicia.

Se ha negado a declarar en el juicio

Estos días Roger Serafín se sienta en el banquillo de la Audiencia Provincial de A Coruña enfrentándose a una petición de 37 años de prisión por parte de las acusaciones particulares, ejercidas por los hijos de Elisa. Y de 32 por parte de la Fiscalía. Él se ha negado a declarar y la estrategia de su defensa pasa por alegar una disociación por la que él no habría sido consciente de lo que había hecho.

“No puedo dejar la casa en la que nací, es como abandonar a mis padres”, ha dicho uno de los hijos en el juicio. Un relato duro que espera, al menos, justicia.

Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y no te pierdas la última hora y toda la actualidad de antena3noticias.com

Publicidad