Un joven de 20 años murió golpeado por una roca en San Sebastian. El accidente ocurrió en una zona en la que ya se habían producido desprendimientos anteriormente. Algo parecido sucede en otros puntos de España, incluso en las playas.
En algunos casos se prohibe el acceso, pero los bañistas no siempre hacen caso de del peligro, como en la Cala de Ambolo en Alicante. Muchos bañistas aseguran que están dispuestos a asumir el riesgo con tal de poder darse un chapuzón.
Esta es solo una de las muchas zonas de nuestro país con peligro de desprendimiento, a pesar de ello, siempre está llena.
También en Alicante, en la cala de Almadraba, los bañistas no hacen caso a los carteles que anuncian el peligro.
Por su parte, en la playa tinerfeña de Las Gaviotas, la instalación de una malla metálica intenta evitar desprendimientos hacia la costa.
También en la isla, en la playa Los Gigantes, hace cuatro años se produjo el desprendimiento más grave ocurrido en España. Un alud de tierra y piedras alcanzó a dos mujeres que murieron en el acto. Colocaron entonces una malla de segurida y una capa de hormigón y la playa volvió a abrirse al público.
Fuera de las costas, en Alcalá la Real, Jaén, una roca de 100 kilos ha caído por un camino. No ha causado daños, pero los vecinos dicen que ésta no es la primera ni la última vez. Hace poco, otra piedra llegó hasta una piscina.
Son zonas peligrosas, pero las indicaciones no parecen ser suficientes para evitar el riesgo.
