Volcán La Palma

Los drones se convierten en los ojos de los vecinos de La Palma para saber si sus casas siguen en pie

Los pilotos de drones, además de ayudar a los científicos, se han convertido en esenciales para los palmeros que huyen de sus casas ante la llegada de la lava del volcán a sus pueblos.

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Los pilotos de drones no solamente se han convertido en los ojos de los científicos para vigilar la evolución de la erupción volcánica de La Palma. También son los ojos de los vecinos que han tenido que abandonar sus casas porque la lava arrasaría de un momento a otro con ellas a su paso.

Por ese motivo, ahora son los propios pilotos de los drones los que les piden a los palmeros que comprueben si sus hogares siguen en pie. Ellos insisten en que esta es la parte más dura de su trabajo aunque también necesaria para ayudar lo máximo posible en la isla.

Una situación "muy dura" para los pilotos

Domingo Fernández, el presidente de la Asociación Canaria Pilotos de Drones nos explica que hay mucha gente que tiene la incertidumbre de si tienen o no tienen casa y son ellos mismos los que preguntan si está o no su vivienda en pie.

Una situación "muy dura porque muchas veces no hay nada", se sincera Fernández. Explicarle a una persona que su casa ha sido engullida por la lava del volcán de La Palma es una experiencia a la que pocos se habían tenido que enfrentar antes.

Casi 600 hectáreas arrasadas

Ellos son los que ven, en directo, cómo se pierde toda una vida ante sus ojos. El pasado, el presente y lo que hubiese sido el futuro para los vecinos que ahora lo han perdido todo en La Palma. Y es que los rugidos del Cumbre Vieja no cesan y con ellos más terreno perdido.

Casas, restaurantes, almacenes, tierras de cultivo...sin importar lo que destroza a su paso. Hasta ahora, ha arrasado casi 600 hectáreas. Las tres coladas de lava siguen avanzando hacia el océano atlántico, siendo la lengua norte actualmente la más destructiva.

Respecto a la zona de cultivos, ya hay 169,44 hectáreas afectadas por la lava del volcán: 90,25 hectáreas corresponden a plataneras, 9,43 hectáreas a aguacateras, 48,37 hectáreas a viñedos y 21,39 hectáreas a otros cultivos.

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