Ana Julia Quezada en el juicio

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CASO GABRIEL CRUZ

Las claves del veredicto del caso Gabriel

El jurado popular ha considerado culpable a Ana Julia del asesinato con alevosía del pequeño Gabriel Cruz. El jurado también le ha imputado dos delitos de lesiones psíquicas y otros tantos contra la integridad moral a Ángel Cruz y Patricia Ramírez. La Fiscalía pide prisión permanente revisable y la magistrada deberá emitir sentencia próximamente.

Este jueves se ha conocido el veredicto del jurado popular que ha deliberado sobre las pruebas presentadas contra Ana Julia Quezada. El jurado ha determinado que Ana Julia asesinó con alevosía al niño de ocho años Gabriel Cruz, hijo de su expareja sentimental, el 27 de febrero de 2018 en la finca familiar de Rodalquilar (Níjar, Almería).

Puede ser condenada a prisión permanente revisable

El jurado popular, formado por dos hombres y siete mujeres, ha considerado que el Gabriel, quien "confiaba" en la acusada por ser una persona "íntimamente ligada" a su entorno familiar, "no tuvo posibilidad de defenderse ni de reaccionar". Esto aboca a Ana Julia a la prisión permanente revisable, tal y como solicita la Fiscalía.

Culpable de delitos de lesiones psíquicas contra los padres

El veredicto ha declarado culpable a Ana Julia de dos delitos de lesiones psíquicas sobre Angel Cruz y sobre Patricia Ramírez y de dos delitos de atentado contra la integridad moral de cada uno de los progenitores de Gabriel por el comportamiento que tuvo durante la busqueda. Esto supone hasta 14 años de prisión adicionales, según las peticiones de cárcel realizadas por las acusaciones.

Culpable de asesinato con alevosía pero no con ensañamiento

El jurado ha descartado que Ana Julia aumentase de manera deliberada e inhumana el sufrimiento del niño al darle muerte y rechaza que haya pruebas que respalden que le diera "golpes, dejándolo aturdido" entre 45 y 90 minutos.

Ahogó con sus propias manos a Gabriel

En este sentido, el jurado ha ha considerado probado por unanimidad y en sintonia con los forenses encargados del caso, la acusada "procedió con sus propias manos" a la oclusión de los orificios respiratorios "con fuerza, hasta vencer su resistencia y provocar su fallecimiento" por asfixia mecánica por sofocación.

Descartan todos los atenuantes: confesión y arrebato

El jurado ha descartado el atenuante de confesión que pidió la defensa, asimismo, ha descartado también la de arrebato u obcecación. Por tanto se descarta que cometiera el asesinato "presa de la ira" porque el menor le dijera 'fea, negra' o 'vete a tu país, yo quiero que mi padre esté con mi madre', como ella misma declaró.

Quiso aumentar el sufrimiento de los padres

El veredicto ha constatando la tesis de la acusación particular, que sostuvo la comisión de un delito contra la integridad moral de los padres de Gabriel, a quienes la acusada quiso de modo "deliberado vilipendiar, humillar y vejar". "A raíz del conocimiento del proceder de la acusada tras dar muerte a su hijo", los progenitores padecen "un estado de conmoción emocional, un trastorno de estrés postraumático y trastorno de adaptación, que precisa tratamiento continuado de farmacoterapia y psicoterapia, previéndose una evolución crónica", ha afirmado el jurado, que se ha basado en el informe de los psicólogos.

Ana Julia empleó un hacha para cortar una parte de la mano del menor

El tribunal ha dado por probado en este punto determinadas actuaciones, como que Quezada empleara un hacha para seccionar parte de una mano del pequeño para enterrarlo en la pequeña fosa que cavó en los exteriores de la finca de Rodalquilar o que durante los once días en los que se prolongó la búsqueda en Níjar simulara "encontrarse afligida y compungida, alentando los ánimos de los familiares, y generando falsas expectativas sobre la aparición del niño".

Descartan el indulto o la suspensión de pena

El jurado, que se ha opuesto a la concesión de cualquier tipo de indulto o suspensión de pena, ha dado por probado tuvo la intención de "distraer la atención en la búsqueda del niño", para lo que "colocó una camiseta de Gabriel" en Las Negras para dirigir las sospechas hacia su expareja. Ocho días más tarde, acudió a la finca de Rodalquilar, desenterrar el cuerpo y meterlo en el coche para trasladarlo a Vícar, de forma que durante la operación le dirigía insultos al cadáver.

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