Caso Marta del Castillo
15 años sin Marta del Castillo: estas son las últimas novedades del caso
Miguel Carcaño fue condenado a 21 años y tres meses de cárcel por el asesinato de la joven sevillana en 2009, pero desde entonces el caso ha dado muchos giros.
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Se cumplen 15 años sin Marta del Castillo. Miguel Carcaño fue condenado a 21 años y tres meses de cárcel por el asesinato de la joven sevillana en 2009. Desde entonces, la sociedad ha sido testigo de numerosos momentos comprometidos, en los que la familia de Marta se ha encargado de mantener el recuerdo de su hija latente. No han dejado de luchar por hacer justicia y por localizar el cuerpo de la joven, que continúa en paradero desconocido.
Con motivo de este 15 aniversario de la muerte de Marta del Castillo, su familia puso en marcha una concentración ante la Audiencia de Sevilla. El abuelo de la joven, José Antonio Casanueva, ha encabezado durante este semana la pegada de carteles. Quieren recordar a Marta, pero también reclamarán avances en la investigación para intentar dar con el cuerpo de la joven. La última esperanza se ubica en un informe pericial tras el clonado del teléfono de Carcaño. La Policía trabaja sobre esos resultados.
Seis nuevos posicionamientos del teléfono
Manuel Huerta, consejero delegado de Lazarus Technology ha presentado en el juzgado su informe pericial. En él se señalan hasta seis nuevos posicionamientos del teléfono móvil de Miguel Carcaño, aunque no es posible precisar ni la fecha ni la hora en las que se registraron las nuevas localizaciones.
En el informe se concreta que el aparato y/o su tarjeta estuvieron en Dos Hermanas, en la autovía del Sur, entre San Jerónimo y Pino Montano, junto al parque del Higuerón Sur, en la zona del asentamiento chabolista de El Vacie, junto al cementerio de San Fernando, en la avenida del Doctor Fedriani con Juventudes Musicales, en la calle Luis Montoto con Luis de Morales, cerca de la avenida de Kansas City y cerca de la avenida Biología, entre calles Luna y Termodinámica.
El informe, de 138 folios y nueve anexos documentales, tampoco ha podido determinar si los desplazamientos corresponden a la noche del 24 de enero de 2009 o a la madrugada siguiente, cuando la joven fue asesinada y su cadáver se enterró o abandonó en un sitio aún por determinar.
Concentración
La concentración se celebra hoy a las 11:00 horas de la mañana ante el acceso a los Jardines de Murillo desde la calle San Fernando. También se va a llevar a cabo una ofrenda floral y un minuto de silencio ante los juzgados del Prado de San Sebastián, todo acompañado de una fotografía de Marta del Castillo.
La semana pasada, José Antonio Casanueva, el abuelo de la joven asesinada, recordó a los periodistas que a sus 86 años le quedaba "poco camino" en la vida, y volvió a avisar de la existencia de una "mano negra" que estaría impidiendo el esclarecimiento total del crimen y de que los jueces "están matando en vida" a la familia de la víctima.
"Moriré buscando a mi nieta. No voy a parar hasta que Dios me lleve", aseguraba José Antonio Villanueva en el acto en el que se programaron las actividades que se van a llevar a cabo este 24 de enero bajo el lema "todos somos Marta".
Su familia no cesa en que permanezca viva la llama del recuerdo de que el cuerpo de Marta del Castillo aún no ha sido localizado, por lo que cada año los actos consisten en un recorrido silencioso y una ofrenda floral ante los juzgados del Prado de San Sebastián de Sevilla.
La familia de Marta continúa sin saber qué le pasó a la joven y dónde se ubica su cuerpo. Mientras tanto, su asesino ha cambiado hasta siete veces su versión de lo ocurrido, y se encuentra en la prisión de Herrera de la Mancha, en Ciudad Real. Allí trabaja en la panadería, tiene un sueldo mínimo que durante un tiempo utilizó para pagar la indemnización y el pago de la búsqueda a los que fue condenado tras el crimen. La versión que mantiene desde 2017 es la de que fue su hermano quien mató a Marta cuando ella medió en una pelea entre los dos por los impagos de la hipoteca.
Será en 2030 cuando Miguel Carcaño salga. Hasta el momento, la última esperanza se ubica en las entrañas de un teléfono móvil.
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