Venecia
Venecia cobrará a quienes visiten la ciudad para evitar la masificación del turismo
Con esta medida, Venecia pretende evitar el turismo de masas en una ciudad frágil. Una medida a la que se oponen sus habitantes y que parece difícil de aplicar.
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Para acceder a Venecia se tendrá que haber realizado una reserva y el pago de 5 euros. A cambio se recibirá un código QR que da derecho a entrar en la ciudad de los canales. No habrá torniquetes, pero sí unos 200 inspectores entre controladores y agentes municipales que se dedicarán a revisar aleatoriamente la posesión del código QR.
"Crearemos puertas que no sean torniquetes, solo puertas. Antes de entrar por la puerta y antes de entrar en la cola, los azafatos se acercarán a las personas y les recordarán antes de entrar que necesitan un código QR y que no deben hacer cola sin cualquier documento porque le crearía problemas. Si hay alguien que no lo sabe o no lo tiene, la forma de conseguirlo es conectarse a Internet y descargarlo fácilmente", ha dicho Luigi Brugnaro, el alcalde de la ciudad.
La medida estará en vigor hoy, 25 de abril. Las multas para los infractores van de 30 a 500 euros. En el centro de Venecia quedan 48.997 habitantes, la mayoría mayores de 65 años: en cambio, hay más de 52.000 plazas turísticas, en los días punta los visitantes superan los 170.000.
El año pasado Venecia recibió 38 millones de visitantes, pero sólo el 30% durmió en la ciudad, según las asociaciones de ciudadanos.
Contra el turismo de masas
El alcalde, Luigi Brugnaro, defiende su iniciativa. "Nadie quiere cerrar la ciudad y si alguien quiere venir esos días puede hacerlo pagando 5 euros y reservar la visita. Esto nos dará datos reales e importantes: cuántos visitantes, de dónde vienen, cuántas exenciones y mucho más, una herramienta importante para entender cómo organizar los servicios", dijo en una reciente rueda de prensa en la sede de la Asociación de la Prensa Extranjera en Roma.
"Millones de personas quieren venir a Venecia. Hemos estimado que de los 7.000 millones de personas que hay en el mundo, todos han soñado en algún momento con venir a Venecia. Por eso estamos haciendo esto", añadía.
Es "un experimento que nadie ha llevado a cabo hasta ahora, pero que muchas ciudades internacionales están analizando con atención", asegura a EFE el concejal de turismo, Simone Venturini.
"La tarifa de acceso no fue concebida como un 'billete' que pagar, sino como un sistema de reserva para visitar el centro histórico con el objetivo de mejorar la gestión de los flujos y lograr un equilibrio entre las necesidades de quienes pretenden descubrir las bellezas de la ciudad y aquellos que, en cambio, viven o trabajan en ella". Concluye diciendo que son conscientes de que "será un viaje largo y, si es necesario, estamos dispuestos a hacer ajustes en el camino. Sin embargo, no podemos esperar más, porque Venecia es una ciudad frágil, que debe ser protegida por todos aquellos que la visitan durante el día".
Los que están en contra
El concejal Giovanni Andrea Martini, líder de la opositora 'Toda la ciudad unida', que capitanea las protestas contra la medida, ha asegurado a EFE que el peaje turístico "no va funcionar, porque no se ha puesto un límite y bastará pagar. No son los 5 euros los que limitarán el turismo". "Crea un problema de privacidad para los ciudadanos al tener que explicar tus movimientos o a quien alojas en tu casa".
Martini y las asociaciones han organizado manifestaciones en la plaza Roma, la principal entrada a Venecia, para protestar porque ahora "se convierte de verdad en una ciudad museo donde hay que pagar", sin "abordar todas las verdaderas problemáticas de sus ciudadanos".
"Se trata sólo de un modo de recaudar sin resolver el problema, porque no se ha puesto un límite a la entrada", explica a EFE Marco Gasparinetti, también concejal y portavoz de la asociación '25 abril', cuya propuesta era también "una reserva, pero gratuita y con un límite de acceso".
Señala que la gran paradoja es que "se aplica sólo hasta las 16.00 horas, lo que significa castigar a las familias y dejar total libertad a los que vienen a emborracharse, a celebrar las despedidas de soltero, a ese turismo molesto para los habitantes" y añade que "esto es un impuesto, no una contribución".
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