"Seriamente procupado". Así dice estar el primer ministro David Cameron, tras conocer que España estudia introducir cuotas en la frontera con el Peñón de Gibraltar.
Horas antes el gobierno británico intentaba calmar los ánimos y aseguraba que las diferencias entre Londres y Madrid, sobre Gibraltar, se resolverán por medios políticos y no con medidas desproporcionadas, como los retrasos en la frontera.
El Foreign Office reconoce diferencias históricas entre Gran Bretaña y España, pero cree que esos problemas se solucionarán como socios de la Unión Europea. Gran Bretaña recuerda los intereses comunes de ambos países. Londres rebaja el tono, pero mantiene una férrea defensa de la soberanía del Peñón.
No obstante, parece que se han acabado las buenas palabras porque esta mañana el ministro principal de Gibraltar ha olvidado la diplomacia. Fabián Picardo ha señalado que el anuncio de medidas restrictivas con respecto a Gibraltar son declaraciones y actitudes que recuerdan a las puestas en práctica en las décadas de 1950 y 1960 durante el régimen de Francisco Franco.
Fabián Picardo, cree que las últimas declaraciones de José Manuel García Margallo, cuando aseguró que "el tiempo del recreo" había terminado en Gibraltar, son más propias de "Corea del Norte que de un socio de la Unión Europea". Ruido de sables asegura, tras conocer que el ejecutivo piensa imponer una tasa de 50 euros para entrar y otra para salir del Peñón.
También habrá más controles, ya que el peñón no pertenece al espacio Shengen. Desde la Unión Europea, el portavoz de la comisión, Fréredic Vincent, ha dicho que los controles en las fronteras pueden tener lugar, pero deben ser proporcionados. La comisión europea se reunirá en septiembre u octubre con autoridades españolas para tratar el conflicto.
