Es cuestión de ética. David Cameron culpa a una minoría "sin moral" de crear el caos en el Reino Unido. Son, según sus palabras, lo peor del país. Lo mejor, el apoyo de los ciudadanos a las fuerzas de seguridad.
El despliegue policial ha permitido la primera noche sin disturbios después de varios días. La tensión era máxima en Birmingham, donde se recuerda a los tres hombres que murieron atropellados mientras defendían sus negocios.
Miles de policías han vuelto a patrullar las calles de Londres. El despliegue de 16.000 agentes se mantiene y muchos aplauden la medida. Los que tiene negocios siguen al pie del cañón para evitar los saqueos, el propietario de una tienda español asegura que "los jóvenes van directamente a robar a las tiendas. Esa es su única intención". El fuerte despligue policial se repite también en Manchester, Liverpool o Birmingan.
La alerta es máxima ante posibles altercados tras la muerte de tres jovenes y esta noche les han recordado en una vigilia. Estaban protegiendo sus locales cuando fueron atropellados por un vehículo. Las víctimas son musulmanes y hay miedo a que se avive el conflicto étnico. El padre de uno de ellos pide calma "por favor respeten la memoria de nuestro hijo, manteniéndose al margen y no causando más problemas".
La policia ya ha arrestado al presunto autor y también investiga la paliza que recibió este hombre. Se la propinaron dos jóvenes con los que había discutido porque habían incendiado bidones delante de su comercio.
El primer ministro británico culpa de la revuelta a los padres por haber criado mal a sus hijos. De los más de mil detendios, algunos ya han pasado por los tribunales.
En Tottenham, el barrio londinense donde comenzó todo, se han habilitado centros con alimentos y ropa para los afectados, porque muchos han perdido sus casas después de que las incendiaran. Sin embargo los turistas aseguran que por ahora no han tenido que cambiar sus planes. Hoy el parlamento britanico celebrará una sesión extraordinaria ante esta grave situación
