El presidente filipino Rodrigo Duterte.

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FILIPINAS | CESE DEL CONFLICTO ARMADO

El presidente filipino anuncia el fin del alto el fuego con la guerrilla comunista

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, anunció anoche el fin del alto el fuego unilateral ofertado a la guerrilla comunista, un conflicto armado que ha causado cerca de 30.000 muertos en 48 años.

El mandatario puso sobre la mesa el acuerdo el pasado lunes y dio de plazo hasta la tarde del sábado al Nuevo Ejército del Pueblo (NPA, siglas en inglés), el brazo armado de la guerrilla comunista, para aceptarlo.

La retirada de la propuesta se oficializó un día después de que Duterte extendiera un ultimátum a los rebeldes, que el miércoles asesinaron en una emboscada a un militar filipino e hirieron a otros cuatro en la provincia de Davao del Norte, en la sureña isla de Mindanao.

"Si no tengo vuestra respuesta (la tarde del sábado), levantaré la orden del alto el fuego", declaró apremió el viernes Duterte.

El sábado noche, una vez había cumplido el plazo ofertado, el Presidente pidió a las autoridades en un comunicado "continuar con el desempeño de sus funciones y neutralizar todas las amenazas a la seguridad nacional, proteger a la ciudadanía, hacer cumplir las leyes y mantener la paz en el país".

El Gobierno de Filipinas inició en junio contactos exploratorios con los comunistas en Oslo y se acordó retomar las negociaciones de paz formales del 20 al 27 de agosto, también en la capital de Noruega.

Durante las conversaciones, está previsto tratar la declaración de un alto el fuego, la amnistía para los presos comunistas, la confirmación de acuerdos previos y formas de acelerar el proceso de paz. No se sabe, no obstante, como afectarán los últimos episodios vividos en las conversaciones entre los bandos.

El nombramiento de Duterte para un mandato único de seis años ha dado un impulso al diálogo con la rebelión comunista a través de declaraciones conciliadoras y su disposición a ordenar la liberación de algunos rebeldes como acto de "buena fe". El diálogo con el partido comunista y sus guerrilleros se cortó en abril de 2013, después de que el Gobierno del entonces presidente Benigno Aquino (2010-16) se negara a excarcelar a algunos rebeldes que los insurgentes había elegido para tomar parte en las conversaciones de paz.

El Partido Comunista de Filipinas fue creado en 1968 como una organización política clandestina con el objetivo principal de derrocar al Gobierno.

El Nuevo Ejército del Pueblo nació ese mismo año como su brazo armado y cuenta en la actualidad con unos 6.000 combatientes.

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