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TRES AÑOS DESPUÉS DE LA TRAGEDIA, RADIACIONES RÉCORD

Los niños de Fukushima, obligados a jugar encerrados entre muros

Tres años después de la tragedia de Fukushima, el nivel de radiación en las zonas afectadas por el tsunami, casi triplica los valores aceptables. Eso dificulta enormemente la vida de la población local, especialmente la de los más pequeños. No pueden ni salir a la calle.

El terremoto que el 11 de marzo de 2011 asola  el este de Japón, además de más de 24.000 víctimas e incalculables daños materiales, es el causante del drama de Fukushima, uno de los accidentes nucleares más graves de la historia.

Varios reactores de la central estallan llegando a liberar al exterior un nivel de radiación 100.000 veces superior a los índices normales. Más de 200.000 personas abandonan la región, pero muchas familias deciden quedarse y, con ellas, miles de niños.

Son conscientes de que allí la vida no es fácil para los más pequeños. Los padres, temerosos de la radioactividad, procuran evitar al máximo el contacto de sus hijos con el exterior.

"Mis hijos sólo beben agua embotellada. Parece difícil imaginar que los niños jueguen de momento en la calle... Es por lo que siempre buscamos lugares cerrados para que jueguen y se relajen" asegura una madre que reside en la zona. Se refiere a pabellones como este donde los paneles informan de los niveles de radiación, una situación de la que los niños son conscientes.

"El agua contaminada puede dañar nuestra salud, nos puede enfermar y, como tenemos miedo de eso, pues no la bebemos", asegura una pequeña. Y otros muestran su frustración: "Sería importante jugar afuera... Me encantaría jugar en la calle".

Desgraciadamente las perspectivas no son buenas. Se estima que la radiación afectará a la cadena alimenticia durante 300 años. Este viernes, sin ir más lejos, los índices han superado todos los récords.

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